Capítulo 14.1: Relación Falsificada.

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Pasó un mes, y todo pasaba con tranquilidad entre Amarís y Estrella, claro, Amarís hacia un coraje diario por las llamadas de Joyce, era raro si no llamaba.

Era Domingo, verano caluroso, no habría clases en un par de semanas.

-Bien, ya vamos Leona, llegaremos tarde a la casa de Armando y no podrán besuquearse.

-Ya estas ansiosa de ver a tu novia Estrella, ¿verdad, Gatita?- respondí a su burla. Nos reímos juntas y salimos rumbo a la casa de Armando.

-Leona, ¿qué voy a hacer?, mis papás quieren que tenga novio o novia, lo que sea, saben que soy bisexual- me decía con angustia inconsolable.

Me quedé en silencio un momento, pensando soluciones para su problema, hasta que se me ocurrió algo...

-Mmmm...¡Ya sé!- grité triunfante.

-¿Qué cosa?, dime.-su rostro se iluminó y aceleró el paso, haciéndome correr un poco para poder alcanzarla.

-Solo promete que no te enojarás cuando te diga mi idea.

-Dime, Leona, por favor.

-Bueno, ¿y si le dices a Estrella que finja ser tu novia frente a tus padres?- Propuse ingenua, creyendo que aceptaría .

-Sí, anda, sigue dándole alas para que siga con sus invenciones.- masculló con ira, sabiendo que no podría hacerme nada porque soy su mejor amiga.

-Como tu decidas, Gata negra, pero sería buena actuando como tu novia...-dije y se quedó pensando un momento- Total, los sentimientos ya están.-susurré, cuidando que no me escuchara, pero creo que si escuchó, pues me lanzó una mirada asesina.

Amarís, se quedó pensando en silencio todo el camino hasta que llegamos a casa de Armando.

-¡Bebé! Te extrañé mucho- saludé emocionada a Armando.

-¡Nena! Yo también te extrañé mucho, me sentía ansioso por verte- Contestó Armando, abrazándome y dándome un beso en la frente. Entramos a su casa.

Subimos a su cuarto, y allí estaba Estrella, esperando paciente a la llegada de Amarís.

Nos sentamos en el piso, junto a la cama. Armario entró a la habitación con cajas apiladas de juegos de mesa. Mientras jugábamos, conversamos de los acontecimientos interesantes de las vidas de nuestros compañeros de clase; coloquialmente llamados chismes.

-Pero, ¿ya se enteraron de la nueva noticia?- dije para introducir a lo que les quería contar.

-No, ¿que ha sucedido, que no nos hemos enterado?- Preguntaron los tres al mismo tiempo. Los miré con malicia y hablé.

-Pues que Harry y Sabrina son novios, y se besaron en las escaleras. Hasta ahí todo bien, pero luego se enteraron que la maestra Leslie iba pasando y los vio.- Recité, como si de un monólogo se tratara.

-¡Wow!, ¿en serio?- exclamó Amarís sorprendida.

-Quién lo diría, y eso que Sabrina es hija de la maestra de Ciencias.- añadió Armando con asombro.

Armando me miró y me lanzó una sonrisa coqueta muy suya.

De pronto sonó el teléfono de Armando, y se levantó para contestar.

-¿Bueno?

-Mandito bebé, iré a tu casa ¡AHORA MISMO!- Gritó una voz femenina que me resultó bastante familiar: Joyce.

Amarís, al escuchar aquellos horrendos gritos, se levantó y le arrebató el celular de las manos.

-¿¡AHORA QUE QUIERES, MALDITA IDIOTA!?-Rugió Amarís con la ferocidad característica de mi gata negra, que incluso supera la de una leona.

-Nada, voy por lo que dice tu amiguita que es suyo, pero en verdad me pertenece.-Dijo Joyce, rió con maldad y cortó la llamada.

-Creo que Leo y yo iremos a comprar algunas, cosas, ahora regresamos. Vamos, mi amor.-Dijo y me tomó de la mano.

-Sí, está bien. Estrella, ¿puedo hablar contigo afuera?

-Sí, claro, Amarís.-Respondió Estrella.

Cuando Armando y yo salimos de allí, todo estaba tranquilo, pero al regresar, pensé que todo se iba al carajo.

Dejé caer las cosas caer al piso al ver lo que sucedía.

Joyce estaba en el piso, siendo sometida por Amarís, mientras sangre brotaba de los labios y la nariz de Joyce. Estrella se acercó velozmente y retuvo a Amarís por los brazos, mientras intentaba calmar la furia de la gata negra.

-¡Dios, que ha sucedido!-Grité. Mientras corría al lugar de los hechos trataba de comprender lo sucedido mientras analizaba a las tres protagonistas de aquella escena.

-¡Estúpida! ¿¡Qué me has hecho!?, ¡te voy a demandar!-Rugió Joyce aún en el piso.

El rostro de Amarís no era pálido, como de costumbre; era de un rojo intenso, que parecía ir en aumento.

-¿Qué hiciste ahora, Joyce?- Dijo Armando mientras corría, con una molestia excesiva, que nunca jamás imaginé presenciar en él.

-¡Ella me atacó!

-¡No es verdad, tú venías para amenazar a mi Leona!-Declaró Amarís de brazos cruzados- Pero si sigues molestando te dejaré peor.

Y en un segundo se reinició la pelea; las dos ya se encontraban en el piso: Joyce tiraba del cabello de Amarís, y Amarís no dejaba de lanzar patadas.

Entré a casa de Armando, y regresé con una cubeta rebosante de agua. Me acerqué a la pelea y les arrojé el contenido con la cubeta en dirección a Joyce.

-¡OUCH!- Exclamó Joyce al ser golpeada con la cubeta en la cabeza. Se detuvo la pelea y pudimos dialogar.

-Joyce, entiende que si sigues llamando, Amarís te golpeará peor, y tal vez ahora no podremos hacer nada. Que te quede claro que no es amenaza, es advertencia.- Le dije a Joyce, de manera calmada.

-Entonces, maldita, seguirás ching...- Comenzó a decir Amarís, pero la detuve antes de que terminara de hablar.

-Ya entendí, ya entendí; me voy y ya no vuelvo a molestar.- Respondió Joyce, asustada por lo sucedido.Ella se marchó.

Entramos a la casa y logré escuchar algo que me impresionó.

-Bueno, bonita, ¿qué me querías decir?- preguntó Estrella, mirando a Amarís con una amplia sonrisa coqueta.

-Bueno...pues...emmm...quería ver si...podrías fingir...-Comenzó a hablar Amarís-...podrías fingir ser mi novia frente a mis papás.-Completó Amarís, hablando con dificultad y tan rápido que apenas se entendió lo que decía.

Estrella gritó de alegría y abrazó a Amarís.

-Sí, linda, claro que puedo.

-Ammm...gracias.-Dijo Amarís y le dio un beso en la mejilla a Estrella, quien se ruborizó y dibujó una sonrisa en su rostro.

El resto del tiempo se sintió un poco de tensión entre Amarís y Estrella.



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