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ENCUENTRO CON EL DESTINO

Era una tarde muy linda, como cada primavera, llena de flores en las calles y parques de la ciudad, el bullicio del gentío era evidente y claramente era algo que disfrutabas de vivir en una comunidad lejana a Tokio.

Saliste como siempre después de tu práctica de porristas, te despediste de Nezuko y de tu grupo para ir rumbo a tu casa. Pasar los días así eran realmente agradables.

No esperabas que las cosas se pudieran poner oscuras.

Como solías hacer, caminabas por las calles del parque cercano a tu casa, el sol comenzaba a caer proyectando sobre los cielos tonos naranjas y brillantes.

Podías observar a los pájaros cantar y como a veces sueles ser muy distraído, guardabas algunas semillas o le comprabas a un ancianito que las vendía en la entrada del parque para alimentar a las ardillas. Te gustaban los animales como a tu padre, aunque por las alergias que tenía tu madre, no habías podido tener mascotas.

Era triste, incluso el sensible corazón de tu padre a veces solía deprimirse por eso, pero gracias al amor y admiración que profesaba a tu madre, lo dejaba pasar y se conformaba con ayudar a los refugios.

En tu caso solías alimentar a los animales que te encontrabas en la calle o en el parque.

Este día no había sido la excepción, perdiste la noción del tiempo, estando en cuclillas viendo como las pequeñas comían el regalo que les habías dejado.

Estabas tan distraído en tu mundo, sin darte cuenta cuando un extraño muy alcoholizado se agacho sobre tu figura para abrazarte e intentar manosearte.

Tu corazón latía a mil por hora al sentir las manos del asqueroso, solo tenías que golpearlo.

Así que sin pensarlo mucho te apresuraste a quitártelo de encima y darle una patada en la zona baja, para que aprendiera que a una jovencita no se le tocaba sin su consentimiento.

Al menos eso es lo que deseabas, sin embargo alguien más se había adelantado estrellando sus puños en el rostro del tipo que cayo inconsciente en el suelo mientras los dientes salían volando en cualquier dirección; sin decirte nada tu salvador tomo tu mano para sacarte del lugar y llevarte a una pequeña cafetería.

Tan pronto como entraron, una linda chica de cabello rosa con puntas verdes se acercó a ustedes para tomar su orden con una radiante sonrisa en sus labios.

-Chicos, pero que sorpresa, ¿Están en una cita doble?.- la voz era suave y con un tono coqueto destellando en sus bellos ojos de color verde lima.

Al poner sus ojos sobre ti, quizás tus orbes negro con obvias ganas de llorar la pusieron en alerta y sin decir palabras salió en dirección a la cocina.

TÚ seguías sin saber muy bien que decir, por supuesto conocías a los chicos frente a ti.

Uno de ellos era Tanjiro Kamado, delegado de la clase B, solían coincidir en algunas reuniones ya que tu eras delegada de tu clase, la clase A; Además, solía acompañar a Nezuko a las reuniones, prácticas o eventos que tenían como porristas, no habían hablado mucho pero era amigable. Por otro lado, no había mucho que decir de Nezuko, eran amigas o así lo veías mientras te tomaba de la mano para confortarte.

El otro chico era Genya Shinazugawa, él era quien te había quitado al borracho de encima, se sentó frente a ti al lado de Kamado, pero evitaba verte a los ojos y veía el suelo como si fuera lo más interesante que había visto; solías verlo algunas veces acompañando a Tanjiro, pero nunca habían conversado. Incluso habías escuchado lo que se decía de él, pero como otras tantas cosas nunca les habías prestado suficiente atención para opinar al respecto, además siendo el hermano menor del maestro de matemáticas, considerabas que todo podía ser una exageración.

- (T/N)...- hablo Tanjiro.- ¿Estás bien?

Como pocas cosas en la vida, no era coincidencia que salieran tarde de la escuela.

Para Genya no era problema considerando que disfrutaba ver a su amada hacer acrobacias y ayudar a las demás chicas. Después de eso solía acompañar algunas veces a los hermanos Kamado para pasar por algún dulce a la cafetería de los Obanai, la cafetería en la que actualmente estaban; tampoco era de lo más extraño pasar un tiempo por el lugar, ya que solía aprovechar para comprar ohagis para su hermano mayor.

Así que este día tampoco se separaba de lo común.

Lo extraño fue al llegar al parque donde un destello rojizo le hizo latir el corazón como desbocado, aunque este aceleró más por la furia cuando vio un tipo totalmente borracho caminar en dirección de la chica que le gustaba con intenciones nada nobles.

Su ira creció más cuando el tipo se abalanzo sobre la delicada figura manoseando el cuerpo de la adolescente, que estaba totalmente paralizada.

Genya no espero ni un minuto para retirar el tipo y golpear su rostro con un puñetazo.

Sin saber bien que hacer tomo la mano de la chica y se le llevo, los Kamado casi por instinto siguieron al dúo de cerca. Nadie emitió ningún comentario.

Sintió en su corazón una punzada al ver esos dos hermosos ojos negros con brillo de lagrimas en ellos y los blancos dientes mordiendo los labios rosados.

Genya tenía ganas de secarle las lágrimas a la chica que le robaba el sueño que sentía romperse en cualquier momento, la necesidad de abrazarla y decir que todo este bien era imperiosa, quería decirle que la protegería de todo y contra todos; pero no podía, simplemente se sentía tan insulso al lado de la chica que incluso hablar se le dificultaba.

Además, estar con Tanjiro tampoco ayudaba mucho.

El chico solía ser uno de los más llamativos entre el público femenino por su forma amable de ser y la sonrisa que siempre tenía con todos los allegados, a diferencia de él que siempre respondía de forma brusca aunque no fuese su intención, sobre todo cuando se extendía los rumores acerca de la gran cicatriz cruzando su rostro.

¿Así que...?

... ¿Qué posibilidad tenía realmente de gustarle a una chica como (T/N) Himejima?

Mitsuri no tardo en llegar con los chicos y unas buenas tazas de chocolate caliente con minibombones en forma de corazones, se había dado cuenta que algo terrible la había pasado a la pelirroja, así que sería una buena forma de animarla. Sabía que Genya no era un mal chico, estaba segura que había ayudado a la pequeña y sabiendo que el restaurante café era un lugar tranquilo para que la niña pudiera sentirse segura, el chico de ojos lavanda no dudo en llevarla.

Al terminar el chocolate Genya se ofreció a pagar lo consumido, pero Mitsuri se negó pidiendo en cambio que acompañará a la pelirroja a su casa. Cosa que deseaba hacer, pero no se atrevería.

La chica que le gustaba, lo vio con ojos suplicantes, no quería estar sola; Era normal que tuviera miedo, lo que paso era algo que ninguna chica debía pasar. Esperaba que por lo menos el borracho aprendiera la lección o ya vería más tarde.

Él se aseguraría de eso.

¡TE AMO! (GENIA X TN) (EN CORRECCIÓN Y PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora