14.

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Los cuatro fugitivos ahora mismo estaban en carretera abierta, en otro carro.
Cellbit, Roier, Slime y Baghera habían cambiado de carro ya unas 4 veces y ahora mismo se dirigían a una gasolinera.

Baghera venía tarareando la canción que estaba sonando en la radio mientras se acomodaba sus lentes; hizo de broma un puchero cuando Cellbit apagó el carro.

— ... Ahora lo vuelvo a prender.. — Cellbit salió del auto a ir a pagar y surtir de gasolina el carro; terminó y miró a Baghera que lo detuvo.

— Cómprame unos dulces para el camino. — Le dijo sonriente.

Cellbit miró a Slime y luego a Roier, este último le regresó la mirada, parecía que en cualquier momento se lanzaría a matarlo.

— ... Si alguno hace alguna idiotez, lo lleno de gasolina y le prendo fuego. — Cellbit no despegó su mirada de Roier, quien finalmente rodó sus ojos dejándolo ganar en esa pequeña competencia de miradas; el castaño sonrió por sus adentros.

— Relax, man, none of us want to go back to prison. — El de lentes soltó una pequeña risita al ver al de mechón blanco rodar los ojos y adentrarse a la tienda que estaba junto a la gasolinera.

Roier tenía su cabeza recargada en el vidrio de la puerta del carro cuando miró a Cellbit meterse en la tienda; ni 10 segundos pasaron para que la abriera y Slime lo detuvo del brazo.

— ¿Where are you going?

— Al baño. — Dijo Roier bastante seco, quitando el agarre del castaño y salió del carro.

— Con que no te tengamos que acompañar, porque nos pegas con la cabeza y ahí quedamos, eh, asesino. — Dijo Baghera mirando sus lentes de sol, para luego ver a Roier quieto mirándola; aquellos ojos no reflejaban nada más que pura culpa.

El de ojos marrón tragó saliva y entró a la tienda, asegurándose que Cellbit no lo viera; él estaba en la caja pagando los dulces de Baghera.
Roier miró a su alrededor y se encontró con una mújer con un bolso abierto.
No fue difícil quitarle el celular e irse a encerrar al baño.

Suspiró de alivio al ver que aquel celular no tenía ningún pin de seguridad ni contraseña, de inmediato marcó el número de su abuelo.

Mientras Roier estaba tratando de comunicarse con su abuelo o su hermano, Cellbit estaba llegando al carro con Baghera; se dió cuenta de la ausencia del castaño.

— ¿Y Roier?.

— En el baño.

Cellbit rodó los ojos y le dió de mala gana los dulces a Baghera quién solo le cuestionó; pero no importaba, Cellbit ya estaba dentro de la tienda nuevamente y se dirigió directamente al baño.

— Contesta mierdaa. — Roier estaba comenzando a desesperarse, hasta que oyó una contestación de su abuelo, mala suerte que al mismo tiempo escuchó un portazo en los cubículos de al lado; los estaban abriendo uno a uno.

Cuando Cellbit llegó al cubículo del castaño lo encontró subiéndose los pantalones; se miraron en silencio por unos segundos.

— ...¿Qué?. — Roier se subió la cremallera. — Tienes que pedir permiso para ver así a otras personas, eh.

El de mechón blanco soltó una risita sin gracia y cuando el de ojos café iba a salir, Cellbit lo empujó dentro y cerró el cubículo.

Roier no pudo evitar cerrar los ojos y sonreir al sentir dolor en su espalda cuando Cellbit lo agarró con fuerza del cuello de su camisa y lo empujó con fuerza a la puerta para asegurar que nadie pudiera abrirla.

Cuando menos lo pensaron, estaban envueltos en un acalorado y deseoso beso; a Cellbit le podría importar menos los sonidos lascivos que sonaban de aquel beso, contrario a Roier, quien estaba luchando por no jadear.

Nuestra Fijación °•.°.•.°.. guapoduo vis a vis AU !!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora