Tres.

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Felix tecleaba en aquella computadora de su nuevo escritorio, el lugar colorido lleno de cuadros propios, uno que otro de su mejor amigo

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Felix tecleaba en aquella computadora de su nuevo escritorio, el lugar colorido lleno de cuadros propios, uno que otro de su mejor amigo. Y es que Hyunjin, su amigo de la infancia. Era el mejor pintor que jamás existió antes desde la perspectiva de Lee, Era su fan número uno.

La puerta de su oficina fue golpeada levemente ganándose su atención, Jisung se asomó con una sonrisa amplia y alegre con un documento entre sus dedos.

El pecoso se emocionó, sería su primer caso.

— El señor Lee me dijo que quizás este caso puede interesarte pero no es obligatorio que lo tomes.  – Los codos de Felix se recargaron encima de la superficie poniéndole toda la atención a lo siguiente — Es un caso contra un cliente de Seo's bufete, y puede ser algo complica...

— lo tomo, dámelo.

Jisung un poco desconfiado le dio el archivo y salió de la oficina, Lee leyó aquel documento repasando cada línea una y otra vez casi recordándolo de memoria.

Así fue como ahora sería el rival de quien antes fue su ídolo.

Seo entró en aquel restaurante de lujo, paseo su vista por el lugar observando el ambiente con detenimiento, no le gustaba ir a lugares donde se sintiera pesado o muy ruidoso

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Seo entró en aquel restaurante de lujo, paseo su vista por el lugar observando el ambiente con detenimiento, no le gustaba ir a lugares donde se sintiera pesado o muy ruidoso.

Changbin era quisquilloso y no le molestaba admitirlo.

— ¿Tiene una reservación?  — preguntó un chico de tez canela y una sonrisa irritante a los ojos de changbin.

— Sí, a nombre de Lee Felix.

Aquella sería la primera vez que sus clientes se reunirán y por lo tanto sería la primera vez en la cuál vería el rostro del culicagado que estaba tratando de retarle.

Se adentró en aquel local cargando su maletin donde los documentos de aquel caso estaban, estaba listo para todo lo que sea que venía y era profesional en ello.

Nadie iba a jugar cartas en su contra.

Vio a su cliente, El señor Bang estaba sentado, bebiendo una copa de vino que posaba entre sus dedos con experiencia, la sonrisa socarrona de aquel líder narcotraficante le parecía de todo menos atractiva, odiaba a las personas que se sentían mucho por su estatus social.

Aunque era uno de ellos.

Mientras se acercaba a aquella mesa a paso lento queriendo disfrutar de la vista y el aroma agradable a limpio que el lugar transmitía, la temperatura ambiente y aquella música clásica con bajo sonido le daba el toque especial a ese maravilloso lugar de tonos grises y modernos; ese tal Felix tenía buenos gustos.  Divisó otra figura acercándose al Señor Chris, una más delgada que la propia, un rubio de piernas largas y cintura notoriamente pequeña, se encontró a sí mismo frunciendo el entrecejo ante la vista.

La sonrisa de aquel chico en dirección al Señor Bang quien parecía igual de sorprendido por la aparecía del nuevo abogado. Gruñó en sus adentros finalmente llegando hasta los presentes los cuales se pusieron de pie ante su presencia.

— Buenas noches señores.

Su voz era dura por naturaleza, su porte  presencia, su altura y musculoso cuerpo  hacían un match perfecto con todos sus atributos.

— Señor Seo, un gusto, Soy Lee Félix. — el rubio extendió su mano en forma de saludo más Seo no se molestó en tomarla. — Mi cliente, el señor Lee no pudo asistir, como comprenderá su vida podría estar en peligro.

La vista del rubio era oscura, a pesar de sus ojos ser claros casi un color miel hermoso su mirada era pesada, tenía la confianza en su voz, en su postura.

En su todo.

— Changbin, un gusto conocerlo en persona. — su vista fue robada por el de tatuajes.

— Señor Bang. Agradecería que me llámase por mi apellido.

— Claro que sí, lo lamento. — se disculpó el más alto de los tres.

Los tres tomaron asiento , pidieron algo ligero pues no esperaban que aquello fuese más de una hora, Seo quería que todo fuese rápido pues aquel ambiente empezaba a desagradarle, no tenía el control y eso le irritaba.

— Señor Bang y señor Seo, mi cliente quiere una compensación a cambio de no llevar el juicio más allá. — inició el rubio tomando un aspecto autoritario. — Una compensación por veinte millones de Wones , quitando tambien la demanda y así limpiando su historial al menos de un delito. Por qué sabemos los tres en esta mesa que usted tiene cola que le pisen.

— príncipe, ¿sabes que luces sexy hablando de esa manera?

Changbin se removió inquieto en su lugar ante la insinuación descarada de su cliente hacia un abogado, aquello también podría ser un problema por acoso en público y él se negaría como testigo. Odiaba las insinuaciones irrespetuosas.

— Señor Bang, no estoy aquí para tener una cita con usted o para recibir sus comentarios sin necesidad. — Changbin se sintió orgulloso.

— Que aburrido, rubiecito. — el rubio se veía irritado. — No voy a pagarle ni un peso a ese idiota, me robó mucha mercancía y dinero. No puedo simplemente darle más. Minho es un idiota que quiere meterse en este negocio y lo está haciendo a mis costillas.

— Señor Lee, cómo escucho a mi cliente no vamos a pagar compensación, sabemos que el juicio se llevará a cabo y lo ganaremos. Pero aprecio su intento fracasado.

— ¿está tratando de intimidarme, señor Seo? Que sea un novato no significa que me voy a cegar por su magnífico récord de trabajo. — Changbin soltó una risa nasal. —  Si no llegaremos a un acuerdo beneficioso para ambos, entonces me retiro, muy buenas noches. Pidan lo que quieran, corre a mi cuenta.

Sin más que decir aquel chico se marchó,  la vista de Seo lo recorrió hasta perderse entre las mesas y gente del lugar.

Seo en ese momento supo que quizás debía esforzarse más esta vez.

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Juicio final  | Changlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora