Changbin pensó que aquel caso en el cual trabajaría seria como los demás; un caso fácil. Pues como uno de los mejores abogados de Corea, en los años de Carrera que llevaba jamás habían fallado en su contra. Pero no siempre se trata de ganar, pues aq...
Los días habían pasado y Lee Minho no mejoraba, Félix iba cada día a verlo, limpiarlo y asegurarse que todo iba bien con él, había empezando a tenerle una especie de cariño hacia el paciente, las enfermeras empezaron a temer una especie de miedo por qué el pecoso les quitase su trabajo.
— Félix, ¿por qué no vas a casa a comer? O quizás bañarte, descansar. — suspiró hyunjin sentándose al lado de su amigo, estaba preocupado.
— No puedo, yo... — absorbió su nariz por el reciente llanto. — no se que hacer, es la primera vez en mi vida que no se que debo hacer. El juicio está de nuestro lado pero mira a Minho, no mejora y tengo miedo de lo que suceda. Debí llegar antes.
— Minho es alguien fuerte, valiente, lo sé por qué tuvo valor al ponerles un juicio a esos delincuentes , se que está luchando por su vida y estará agradecido contigo por ir. — Hyunjin apartó un pequeño mechón del cabello del rubio. — y verás que cuando Minho despierte, voy a pedirle una cita.
Entonces Lee río, su corazón se repente se sintió calmado cuando los brazos de su mejor amigo cubrieron su cuerpo en un cálido sentir, cerró sus ojos unos segundos dejándose llevar por el perfume que ambos usaban, sintió su cuerpo liviano casi se dormía cuando prefirió apartarse.
— Me di cuenta que en la galería donde llevaré mis obras, harán una pequeña fiesta por el Opening, — anunció Hyunjin — ¿Quieres ir? Necesitas un momento para desesperarte, tal vez una chica para follar o un chico que te folle.
— no es momento para pensar en eso. — reprochó con un puchero.
— Quizás no, pero escúchame, yo estaré aquí con Minho, lo voy a cuidar. — el mayor de los dos tomó en sus manos las mejillas del rubio menor dándole pequeñas caricias. — anda, mi pecoso debe divertirse, yo cuidaré solo a Minho y no te diré nada hoy delante.
— está bien... — ambos sonrieron y se abrazaron nuevamente para sellar su trato.
Sin decir mentiras, Felix necesitaba un buen polvo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No supo en qué momento llegó a aquel inmenso edificio donde ya algunas personas hacían, el lugar era jodidamente elegante, la música clásica que sonaba en el ambiente acompañado de murmullos bajos pero sonoros. Caballeros en trajes negros bien planchados, aquellos valían más que cualquier prenda que Félix vestía, todos sostenían en sus manos una pequeña máscara que cubría su identidad o bien aquellas ya estaban atadas al rostro de otros. Félix iba a marcharse, había olvidado que la tarjeta decía "Tema : anonimato".
Justo cuando se volteó para salir por aquella entrada por la cual llegó, una mano tomó su brazo haciéndolo girar, aquel hombre se quitó su máscara dejando al descubierto su rostro entonces supo quién era; Su jefe.
— Félix, es un gusto verte. Pensé que no vendrías. — El nombrado hizo una reverencia en forma de respeto a su superior.
— Mi amigo es uno de los pintores de las obras que se presentarán mañana, me dijo que viniera en su lugar y no pude fallarle. – explicó el pecoso con una sonrisa poco feliz.
— Comprendo. Diviértete, es tu oportunidad para conocer personas del medio, eres bonito, estoy seguro que también encontrarás otras cosas.
Félix le miró confuso, ¿a qué se refería aquel magnate?, suspiró tomando una de las copas que un mesero llevaba rondeando desde hace ya rato. Se dirigió a una de las mesas vacías observando el aburrido lugar, la música no era buena, estaba cansado, no había nadie que conociera y eso le incomodaba.
Levantó su vista hasta el Dj que apenas llegaba, aquello tomó otro ambiente, la música se volvió más juvenil o mejor dicho, digna de una fiesta. Félix quien ya tenía no más de tres tragos en su sistema pues aquel champagne era más fuerte de lo que lo recordaba. Empezó a moverse en su lugar, sus caderas bailaban al ritmo de Don Omar haciéndole pasar incluso sus manos por su cuerpo de manera sensual; simplemente se dejó llevar.
Alguien le jaló de la mano y lo llevó a lo que parecía ser la pista de baile, observó a todos lados notando aquellos ojos que le miraban con atención y intriga, todos ahí sabían quién era él, pero él no sabía quién eran los demás. Confiándose de eso simplemente cerró sus ojos y empezó a bailar con quien lo había invitado de manera indirecta.
Se movía cómo si estuviese en su casa, cómo si fuese una ramera, la música hacía eco en sus oídos y su cuerpo no se detenía, incluso algunos hasta le hicieron porras. Aquel hombre con quien bailaba, se le acercó hasta tenerle totalmente cerca, le importó una mierda quién era, solo desvió sus ojos hasta aquellas manos buscando algún anillo que le comprometiera más no encontró. Entonces rodeó sus brazos por aquellos hombros anchos, la música cambió siendo reemplazada por "Movimiento de cadera" todo más lento, incitaba a bailar cuerpo a cuerpo. Se dio la vuelta frotando su trasero contra la entrepierna de su acompañante, se estaba divirtiendo y esperaba no arrepentirse.
— Eres precioso. — dijo el hombre — ¿no quieres ir a un lugar más privado?
— No gracias, no estoy de humor.
Aquel hombre le jaló de las caderas pero rápidamente Félix se soltó del agarre, observó cómo el hombre era jalado por otro pero no le importó, él simplemente siguió bailando y disfrutando de la música.
Aquella melodía terminó a lo cual todos aplaudieron, iba a sentarse pero "Tadow" hizo eco en toda la sala llena de personas millonarias, algunas se sentaron dejando más espacio en la pista de baile, otras simplemente bailaban cómo se les viniera en gana y Lee no sería la excepción. Félix jaló una de las sillas solitarias y bailó con aquella, haciendo una especie de Streptease a todos ahí, era consciente de las miradas que se posaban en sí y los flash de las cámaras que lo captaban en directo.
No le importaba, era Joven.
Fue jalado de las caderas y pegado al torso de alguien, pudo sentir en su espalda los músculos de aquella persona lo cual le hizo moverse. Esos ojos negros lo veían de tal manera que le hizo estremecerse en su lugar, mordió su labio inferior.
Ya había encontrado con quien quitarse el estrés de encima.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.