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Sirius fue el primero en entrar, a un lado del director como un niño que se ocultaba detrás de un adulto luego de cometer una travesura. Pero él no había hecho nada, solo estaba aterrorizado.

El heredero de los Black era conocido por su osadía, él no se congelaba ni doblegaba ante nadie, y además de su gran belleza, el coraje que corría y burbujeaba en su sangre le permitía ser un completo horror para los profesores que debían soportarlo en sus clases.

Pero más allá de lo superficial, aquello tan banal y burdo como pequeñas bromas, o jugarretas que podía realizar por mero aburrimiento, su valor y coraje nacían de experiencias mucho más densas que ser un alumno problema. Sirius se había enfrentado a muchas cosas durante su corta vida, vivencias lo suficientemente oscuras como para encerrarlo en un lugar solitario y deprimente, del que solo lograba salir con la ayuda de sus mejores amigos. Él se había enfrentado a sus padres, e incluso a Remus cuando se transformaba en hombre lobo, y no recordaba si alguna vez sintió tanto miedo como en ese momento.

No era una sensación conocida, no era un sobresalto común que podía sufrir luego de ser sorprendido, o de haber presenciado un acontecimiento impactante. Aquello iba más allá, Sirius sentía su estomago revuelto mientras se mantenía distante, él no quería acercarse, porque Severus se veía tan frágil, que temía que pudiese terminar de quebrarse con su cercanía. Sus puños estaban cerrados con fuerza a sus costados, sintiendo sus brazos erizarse con cada sollozo del pelinegro, cada alarido que rebotaba en lo más profundo de sus huesos.

Y él podía ver a James y encontrarse una mirada de horror similar a la suya, pero no creía que su amigo pudiese entender la manera en que su corazón latía. Porque ellos solían idear las bromas más pesadas que podían, solo para dejarlas caer sobre Snape, y podían usar apodos humillantes, atreviéndose a burlarse cuando el pelinegro osaba quejarse de ellos, pero ellos jamás podrían haber imaginado un escenario donde Severus pudiese terminar de esa manera. Porque Sirius no sería capaz de herirlo así.

Sirius solo lo molestaba para llamar su atención, porque había algo en la mirada ajena, como una magia extraña y confusa que lo hacía sentir completo cuando Severus se giraba a maldecirlo e insultarlo, y tan vacío cuando su atención se iba a cualquier otra cosa que no fuese él. Por eso, el pura sangre odiaba que Severus estuviese en Slytherin, ya que estaba muy seguro de que podrían ser cercanos de haber quedado en Gryffindor, y también odiaba lo pretencioso que podía portarse. Odiaba cuando Lucius actuaba de su guardaespaldas y odiaba cuando se escondía de ellos para evitarlos, él odiaba cuando una broma fallaba y resultaba más herido de lo planeado. Así como odiaba con todo su ser verlo allí tirado, jadeando y sollozando, cubierto de sangre y sin siquiera poder abrir los ojos.

Porque Sirius no odiaba a Severus.

Minerva se acercó a la camilla, y con una desagradable impresión, cubrió sus labios con sus manos, sin poder creer el baño de sangre que uno de sus mejores estudiantes estaba hecho. Era una imagen desgarradora, ver como Poppy hacía lo que podía para parar la hemorragia sin salida, mientras el Slytherin solo se quejaba y encogía bajo sus manos. Y ella tampoco pudo evitarlo, aún luego de escuchar las palabras del director, su mirada acusatoria golpeó con dureza a los tres Gryffindors del lugar, pero rápidamente se ablandó al ser bañada en la imagen de los tres chicos más miserables del mundo mágico.

Albus se puso a un lado de Madame Pomfrey en silencio y le hizo un ademán para que se alejase del estudiante herido, cosa que la enfermera hizo con lentitud, sin saber de dónde venía su petición. El director le dio un momento a Severus para descansar, observando lo sensible que se veía ante el tacto ajeno.

Y aún, a través de la sangre que salía a borbotones, pudo detectar una magia extraña y curiosa que cubría al menor.

—La sangre brota de su... Piel. —McGonagall dejó salir, pasmada y horrorizada, pero intrigada de igual manera.

bleeding snake - severus snapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora