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Dumbledore observó a los jóvenes llegar en silencio, de pie en la entrada de la enfermería. Su mirada era severa pero paciente, una parte de él, no esperaba una completa aceptación, o aparición de los chicos. La situación ponía un peso sumamente difícil de sobrellevar en sus hombros y podía comprender si alguno de ellos, cedía ante la presión. 

Él sabía muchas cosas que ellos no, y tampoco estaba dispuesto a exponer todos los detalles de la operación, porque la volvería mucho más delicada aún. El profesor solo los miraba llegar, ocultando su inquietud para no contagiar a los demás, pero ansioso por finalmente comenzar con el ritual, pues la vida del joven Severus colgaba de un hilo delgado que se enredaba en las manos de sus otros estudiantes.

Lucius, puntual e impoluto, fue el primero en aparecer. Caminando entre las sombras con el rostro vacío, sin saludar, ni presentarse ante su profesor, porque poco después de él, los merodeadores hicieron acto de presencia. Ellos se veían ansiosos, mucho más desaliñados que el Slytherin, que solo los observaba moverse como si tuviesen hormigas subiendo por sus cuerpos. La adrenalina no les permitía estar quietos, hacia sus cuerpos picar y realizar movimientos involuntarios.

—Profesor. —Remus saludó—. ¿Sabe algo sobre el estado de Severus?

Albus apretó los labios. —Solo empeora y seguirá de esa manera si no hacemos algo al respecto.

Por primera vez, los ojos de Lucius destellaron en una fuerte y explosiva preocupación, su rostro tiñéndose de la misma, que drenaba de su mirada y empapaba su expresión. 

Los merodeadores se miraron entre sí.

—Aquí es cuando debo retenerlos por un momento. —el director ladeó su cabeza, cerrando sus ojos por un segundo—. El estado de Severus es crítico, pero necesito que comprendan algo importante antes de atravesar esa puerta. El ritual que se realizará esta noche, es crucial para su supervivencia, pero es irreversible, irrompible, completamente inquebrantable. No hay espada filosa, o hechizo lo suficientemente poderoso como para poder romper el vínculo que se tejerá la noche de hoy. 

Albus se paseaba por cada rostro ante él, mirando los ojos que lo veían con anhelo. Como niños, ellos escuchaban su advertencia como un cuento, una historia, o leyenda que los ancianos recitaban a los más jóvenes alrededor de una fogata. Sus palabras eran pesadas, cada una de sus letras bañadas en un tono oscuro, lleno de severidad, pero los ojos jóvenes que le observaban, no perdían su brillo, ni determinación. Sus colores brillaban con un fuego que jamás había visto en otra mirada, como linternas, de un fuego poderoso cuya luz escapaba a través de sus vidrios tintados.

—Sus vidas se unirán a la de Severus como un solo organismo. Como un sistema, un solo corazón que laterá para sincronizar sus latidos y un alma que dictará cada uno de sus caminos, y cada paso que tomarán en este. —Dumbledore suspiró con pesadez—. Él no sería el primero en ser golpeado por las hadas, tampoco sería el primero en morir. Así que entiendo si no creen poder aceptar el compromiso, no dejen que la culpa los obligue a tomar decisiones de las que puedan arrepentirse. No dejen que sus vidas se aten a otra sin propósito alguno. 

Sin esperar una respuesta, el profesor entró en silencio a la enfermería.

Lucius siquiera se permitió mirar a los demás y lo siguió de cerca. Y los merodeadores, entraron después de él, cerrando la puerta detrás de ellos.

Severus reposaba aún con sus ojos cerrados, parecía dormido, pero su ceño fruncido era una señal muda del dolor que le impedía reposar en paz. El profesor Slughorn había preparado un par de pociones que lo ayudaron a recuperar el color y la sangre perdida, incluso aliviar el dolor por momentos, pero no hacerlo desaparecer, pues eso era imposible, incluso para los profesores.

bleeding snake - severus snapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora