Llegué por Claris a casa de sus padres, y toqué la puerta con dos golpes. Daniel abrió, su rostro dibujó una gran sonrisa al verme, que acompañó con un gran abrazo.
—Hijo, qué gusto me da verte.
—El gusto es mío Daniel. ¿Cómo han estado?
—Me he convertido en abuelo, Jonathan. Es una locura, un amor diferente al de mi pequeña Claris.
—Sí, Claris me mostró a la niña por fotografía. Es una niña hermosa.
—Lo es. Nos llamamos todos los días.
En ese momento, detrás de Daniel, apareció la hermosa Claris junto a su madre. Conversamos solo unos minutos más y luego nos dirigimos hacia el auto.
El siguiente párrafo está dedicado a todos los lectores que alguna vez desearon que Claris y Jonathan tuvieran algo perfecto, pidiendo que el fuera honesto con ella.
Abrí la puerta del auto y Claris se sentó en el asiento del copiloto. Rodeé el auto para ingresar y estar junto a ella, pero antes volví mi mirada hacia lo que alguna vez fue mi familia. Daniel abrazaba a Sarah, viendo hacia el auto como tantas veces lo hicieron para despedirnos. Mis ojos conectaron con los suyos y ambos me regalaron una sonrisa, sonrisa que yo devolví. Luego mi mirada se dirigió hacia la mujer ya dentro del auto, la hermosa Claris Olsen. Cerré mis ojos y allí estaba ella, junto a mí, envejeciendo juntos. Sus manos delgadas con miles de arrugas sobre las mías, tomando chocolate frente a la chimenea. La misma mujer de los ojos más hermosos del mundo, sus ojos similares a los de un búho, la Claris que me devolvió la vida y me entregó la suya. La primera mujer con la que hice el amor, con miedo de no lograrlo, la mujer que me hizo crecer profesionalmente y me quitó los ataques de ansiedad. Así, en mis sueños con los ojos cerrados, le susurré a su recuerdo: "Te amo, hermosa. Gracias por todo".
Y luego volví en mí y manejé hasta el cementerio con ella para dejar un gran ramo de rosas rojas que ella tenía en sus manos.
El cementerio, por alguna razón, siempre me conecta con ella, aunque por primera vez en mucho tiempo compartíamos este espacio sin estar distanciados. Rodeé el auto y abrí la puerta para que pudiera salir. Ella bajó del auto entrelazando su mano con la mía, como si fuéramos dos jóvenes novios. Y me di cuenta de algo: ella vino como psicóloga para ayudarme, pero para despedirse de William, me necesitaba junto a ella. Sujeté su mano fuerte y caminamos hasta donde una vez enterramos su cuerpo. "Will, su huella quedará para siempre en nuestros corazones, justo a la par de su sonrisa"
Claris respiró hondo, muy hondo, como si estuviera absorbiendo todas las fuerzas desde adentro. Luego, volvió su mirada hacia mí, y mi mano acarició su espalda para que sintiera que yo estaba junto a ella. Así nos quedamos por un largo tiempo. El rostro de Claris se llenó de lágrimas con sonrisas, como si estuviera recordando entre lo dulce y lo amargo.
Después, Claris caminó hasta su placa, tomó en sus manos una pequeña foto de ella con Tai y la dejó en el césped junto al ramo de rosas, mientras cerraba los ojos, probablemente cerrando ese capítulo. Lo mismo que yo haría en este momento: enterrar su recuerdo agridulce.
El siguiente párrafo es dedicado a todos los lectores que desearon un amor entre Jona y Will.
La piel áspera de sus manos rozaba suavemente mi mejilla mientras recogía mis lágrimas. "No llores", me decía. ¿Cómo no iba a hacerlo después de confesarle que lo amaba como hombre? Sus labios se acercaron a los míos, y nos entregamos en un beso que pareció alargarse en el tiempo, sellando nuestro amor con la promesa de un futuro juntos. Tanto lo había pensado, cómo decirlo, y se lo dije. Ahora tendremos un nuevo intento, con menos miedo y más disposición. Entendimos que lo nuestro era un amor pendiente, de esos que no se ven, pero se sienten en cada latido. Ahora que le he confesado mi amor, no quiero dejarlo ir nunca y que esto no quede en un simple recuerdo. Dos niños jugando al balón no se encuentran por casualidad en un mundo que va tan deprisa. Esto es tan especial y único que no quiero que seamos cobardes y que esto sea nuestro, solo nuestro. No me importa que nadie más lo entienda. Volvimos a besarnos.
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Claris Olsen Mi Verdadero Amor
RomanceJonathan, marcado por los errores de su pasado, ha confrontado sus fantasmas y saldado las deudas que le pesaban. Sin embargo, su mayor desafío surge cuando descubre que la mujer que solía calmar su ansiedad es la propietaria de su corazón, pero lam...