Pov Lector
Baje con rapidez del Trolleybus y camine con una sonrisa hasta llegar a mí departamento, saludé al gato con múltiples besos.
“¿Que podría ponerme? No tengo nada interesante para usar " - murmure mientras le ponía comida al gato- “¿Tu que opinas? Podría usar el que me regaló mí madre, es bastante lindo y clásico” -hablé con el animal pese a que esté no me estaba escuchando y menos entendía lo que decía-
Sin darle más vueltas al asunto comencé a ordenar mí hogar, era mí rutina de todas las tardes. Abrí las ventanas dejando que la luz ingresará, una fresca brisa movió las cortinas con suavidad. Era un buen día para lavar ropa, rápidamente comencé a lavar las prendas para extenderlas en el pequeño balcón.
Mí tiempo se fue limpiando y jugando con el gato el cual siempre buscaba mí atención, era mí fiel compañero ya que estuvo tanto en los buenos como malos momentos. Recuerdo lo desesperada que estaba por encontrar un alquiler donde permitieran los animales, fue un milagro toparme con este lugar. Durante ese periodo de tiempo se convirtió en mí cable a tierra estando en una ciudad llena de desconocidos, era el único a quien acudía para contar mis problemas. Mis padres me querían pero simplemente no teníamos una conversación fluida, solo me comunicaba con ellos una vez al mes.
Mire el reloj en la pared y vi que eran las 20hs, el tiempo había pasado volando. Fui corriendo hacia el baño para darme una ducha rápida, mientras me bañaba apurada pensaba en cómo tendría que peinarme. Salí con una toalla envolviendo mí cuerpo y una mí cabeza, corrí hacia el amarillo sacando un vestido color champagne.
Lo probé notando así que me andaba grande de la cintura, nunca lo había usado antes por lo que no tenía idea de este problema. Corrí hacia mí mesita de noche sacando mí hilo y aguja comenzando a coser, luego de varios pinchazos por estar apurada me lo probé nuevamente estando satisfecha.
“Detesto mí cabello, creo que debería hacerme un recogido con algún tocado. Si, eso es lo que haré” - rápidamente me peine y coloque una horquilla decorada que ayudará a mantener todo en su lugar- “el maquillaje será el que siempre uso, tampoco tengo mucho para elegir” - parecía loca hablando sola, pero era mí forma de tranquilizar los nervios que me estaban matando-
Tome uno de los zapatos más planos que tenía, no quería caer mientras bailaba y mucho menos clavar el tacón en el pie de Alastor. Aún no estaba muy experimentada en el baile, no iba a arriesgarme.
Me miraba satisfecha cuando de pronto escuché el timbre del departamento, mire la hora notando que eran las 20:45. Alce una ceja extrañada y fui hacia la puerta, al abrirla vi a Alastor frente a mí.
“¿Cómo llegaste aquí? No te di el número de departamento” -pregunte sorprendida por su puntualidad y por que estuviera aquí en mí puerta. Le vi señalar la puerta, al fijarme recordé que en esta tenía escrito en una placa mí apellido. Reí avergonzada- “lo había olvidado” -murmuró haciendo que esté riera-
“Por lo que veo ya estas lista, que opinas si salimos aho-” - este miró dentro de mí casa, siguiendo su mirada noté que estaba viendo a Buñuelo- “¿es este el inquilino desvergonzado?” -me pregunto haciéndome reír a lo que asentí-
Fui hasta el gato tomándolo entre mis brazos y llevándolo hasta Alastor, el hombre extendió su mano para que el animal la oliera para que le diera el visto bueno de tocarlo. El gato movió su cabeza para ser acariciado haciéndonos reír, él lo tomó entre sus brazos para acariciarlo con cuidado.
“Eres un fanático de los gatos” -le dije con una sonrisa-
“Ni lo dudes, son los mejores animales domésticos” - dicho esto bajó a Buñuelo al suelo - “Ya es hora de irnos, quiero traerte a una hora razonable a casa”
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Mi gran error- Alastor humano y Lector
FanficLuego de fatídico lunes negro el 29 de octubre del año 1929 donde ocurrió la Gran depresión, decidiste mudarte para conseguir nuevas oportunidades laborales a Luisiana específicamente Nueva Orleans. Tus días transcurren en la monotonía hasta que co...