Capítulo 9.- Dos cuerpos.

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¡AVISO PARA NAVEGANTES!

Este capítulo contiene escena +18, así que todo aquel que no le guste leer toda esta literatura, por favor, que se abstenga de leer este capítulo.

El principio del capítulo no tiene +18 sino que aparecerá como a mitad de este. Pero el contexto en sí no es importante para los siguientes capítulos. Si lo fuera, lo especificaré en el capítulo correspondiente.

Todo aquel que quiera comentar este capítulo, por favor, desde el respeto a otros lectores y a la escritora detrás de la pantalla. Las críticas constructivas son bien recibidas y agradecidas. Repito, no pretendo sexualizar a los actores, ya que todo mi trabajo lo hago desde el respecto más absoluto hacia ellos.

¡Espero que os guste! <3

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Kaela sentía como su cuerpo no respondía a su llamamiento. Ella quería moverse, hacer que Morfeo callera a sus pies como ella estaba haciendo en aquel momento. Pero los besos del Eterno eran motivo suficiente para rendirse. El vello de sus brazos comenzó a erizarse y ella abrió la boca para recibir de forma gentil la lengua de Morfeo.

Los brazos de él la envolvieron como si temiera que se escapara. Por un momento, solo existieron ellos dos en aquel salón del trono. Colocó los brazos alrededor del cuello del moreno, pegando más su cuerpo al del hombre. Cuando se tuvieron que separar por falta de aire, lo miró a los ojos. No distinguía el iris de la pupila, de la dilatación que tenía. Él cerró brevemente los ojos, pasando la yema de sus dedos por los brazos y respirando profundamente.

- Kaela, si no me paras ahora... No sé hasta que punto seré capaz de no llegar.

Ella sopesó aquellas palabras. ¿Era lo que creía? Si era así, había esperado tanto aquel momento que sonrió, satisfecha. Él pareció sorprendido ante aquella reacción, porque enarcó una ceja. - ¿Me estás pidiendo permiso para tocarme?

- Sí. – confirmó el Eterno.

- No solo tienes mi permiso, Morfeo, sino que si no me tocas, me sentiré altamente ofendida. – dijo ella mientras volvía a juntar sus labios.

Parecía que el mundo había desaparecido bajo sus pies y solo quedaban ellos dos. Su respiración se aceleraba con cada beso que el Eterno le daba. Se apretó más contra su cuerpo y las manos de Morfeo viajaron por toda su espalda, provocando más escalofríos que antes.

Volvieron a separarse por falta de aire, ambos mirándose a los ojos. El moreno colocó sus manos en ambos lados de su cara. – Eres preciosa.

Ella tragó saliva. - Y eres tan valiente y tan testaruda que tengo que admirarte, Kaela. Y pienso tomarme mi tiempo. – aquella fue una promesa que ella esperaba que cumpliera. Él la cogió de la mano y tiró hacia otro lado del castillo, pues estar allí en medio no sería bueno para aquel primer contacto entre ellos.

En una encrucijada entre pasillos, él miró hacia los distintos lados, decidiendo su camino. Pero ella fue más rápida y tiró de él, hacia donde estaba su habitación. La siguió en completo silencio y ella se giró para mirarlo y dedicarle una enorme sonrisa. Él se la devolvió. Cuando llegaron frente a la puerta de su dormitorio, Kaela la abrió de un tirón y Morfeo la cerró de un portazo, lanzándose a por los labios de la mujer.

Seguían besándose y tocando sus cuerpos cuando alguien tocó a la puerta. Morfeo puso su dedo índice sobre sus labios y Kaela se acercó sigilosamente. No tenía intención de abrir, pero tampoco quería que nadie entrara y viera lo acalorados que estaban ambos. Quedó de espaldas a Morfeo cuando escuchó la voz de Lucien.

Los sueños, sueños son... ¿no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora