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La modista tomaba las medidas del príncipe Joffrey con cuidado y precisión. El joven príncipe se mantenía erguido, con una expresión de aburrimiento en su rostro.

-Tu vestido será el más hermoso de los siete reinos, mi querido hijo -dijo rhaenyra con una sonrisa en su rostro-Serás la envidia de todos en la boda.

Joffrey asintió con indiferencia, sin mostrar emoción alguna.

-No me importa cómo luzca el vestido, madre. Solo quiero que esta farsa de boda termine pronto.

Rhaenyra frunció el ceño, pero decidió no discutir con su hijo en ese momento. En cambio, se volvió hacia la modista y le dijo:

-Por favor, asegúrese de que el vestido sea perfecto en cada detalle. Mi hijo merece lo mejor.

La modista asintió con una sonrisa y continuó tomando las medidas del príncipe. Mientras trabajaba, escuchaba la conversación entre la princesa y su hijo.

-¿Por qué estás tan descontento, Joffrey? Esta boda es una oportunidad para unir a nuestras casa y fortalecer nuestra posición en los Siete Reinos -dijo la princesa con tono de reproche.

Joffrey suspiró y miró a su madre con tristeza en sus ojos.

-No quiero casarme con alguien a quien no amo, madre. No quiero vivir una mentira el resto de mi vida.

La reina se quedó en silencio por un momento, antes de abrazar a su hijo con ternura.

-Entiendo tu dolor, Joffrey. Pero a veces debemos sacrificar nuestra felicidad por el bien de nuestro reino. Confía en mí, esta boda es necesaria para asegurar nuestro futuro.

Joffrey asintió con resignación, sabiendo que no podía desafiar los deseos de su madre. Se quedó en silencio mientras la modista continuaba tomando sus medidas, preguntándose si alguna vez encontraría la verdadera felicidad en su vida.

La princesa observaba a su hijo con tristeza en sus ojos, sabiendo que había tomado una decisión difícil pero necesaria. Esperaba que algún día Joffrey entendiera el sacrificio que había hecho por él y por su reino.

[...]

La reina Alicent se acercó a su padre, Otto Hightower, con una mirada de preocupación en sus ojos.

-Padre, he intentado convencer a mi esposo, el rey Vicerys, de anular el compromiso de mi hijo con Joffrey, pero él se niega -dijo con voz temblorosa.

Otto frunció el ceño, preocupado por la situación.

-¿Por qué se niega a anular el compromiso?

Alicent suspiró, frustrada.

-Él cree que el matrimonio entre Daeron y el hijo de Rhaenyra es una manera de unir a la familia Targaryen. Pero yo y tú sabemos que es un error.

Otto asintió, pensativo.

-Debes seguir insistiendo, hija. Convence a Vicerys de que esto es lo mejor para nuestro reino y para tu hijo. No puedes permitir que esta unión infeliz continúe.

Alicent asintió, decidida.

-Haré todo lo que esté en mi poder para convencer a Vicerys. No descansaré hasta que mi hijo esté libre de este compromiso.

[...]

La Princesa Haelena se sentó junto a su hermano menor, Daeron, en el jardín del castillo. El sol brillaba sobre ellos mientras hablaban en voz baja.

-Daeron, hermano.

Daeron levantó la mirada hacia su hermana, esperando escuchar lo que tenía que decir.

 𝐔𝐧 𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐒𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 𝐑𝐞𝐚𝐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora