Capítulo 10

943 73 12
                                    

L

One of the girls - The weekend

¿Qué mierda estoy haciendo?

Mis manos masajeaban sus pechos sin ningún tipo de vergüenza.

Ambas estábamos sin prenda alguna de la cintura para arriba.

- Scarlett... - murmuré posando mis manos en su pequeña cintura.

- ¿Mmmm?... - emitió recostada sobre mi hombro.

- Reclinaré la silla...

- ¿Es una pregunta?. - preguntó en un tono burlón.

- No, lo haré... - murmuré sonrojada mientras hacía lo que anteriormente dije.

Volví a meter mi mano dentro de sus shorts, acariciándola suavemente.

- Deja de torturarme, Elizabeth... - jadeó sobre mi boca, y sentí una corriente de electricidad recorrer todo mi cuerpo.

Como si fuera algo cotidiano, impulsivamente deslicé dos de mis dedos dentro de ella, recibiendo un hermoso gemido sobre mis labios.

- Oh...Dios... - gimió respirando con dificultad.

Mis dedos entraban y salían de forma rápida de su interior, provocando gemidos y jadeos agudos de su parte.

- Me voy a... - apoyó su cabezo sobre mi hombro. - No pares...por favor... - gimió suavemente en mi oído, haciendo crecer mi excitación.

Sus uñas se enterraron en la piel de mis hombros, su espalda se arqueó, y un gemido alto se escapó de sus labios.

Sus gemidos rebotaban dentro del auto, mis dedos se movían como si solo eso supieran hacer.

Darle placer.

Es lo único que quiero hacer en estos momentos.

Esta niña me está enloqueciendo...

- Mierda, Elizabeth... - gimió dejando ir su orgasmo sobre mis dedos.

Fue lo más placentero que he sentido en mi vida...

Y eso es preocupante.

Tener a Scarlett encima de mi, gimiendo mi nombre está por provocarme un orgasmo.

Tomé su rostro entre mis manos, y hundí mi lengua dentro de su boca.

Sentí sus manos apretar mis pechos con algo de fuerza, haciéndome jadear sobre su boca.

Nos separamos gracias a la falta de aire, y nos quedamos en silencio solo observándonos la una a la otra.

- No quiero decir algo estúpido, y volverlo incómodo... - dijo aún con sus manos sobre mis pechos.

Reí acercándome a besar su cuello con suavidad, mientras mis manos acariciaban su cintura.

- No volverías nada incómodo, tienes un sentido del humor tan fuerte, es imposible no entenderlo. - expliqué y ella levantó una ceja.

Deja de hacer eso...

Dios santo...

Se ve tan...

Mierda...

- Ésto que acaba de pasar no significa que dejaré de ser como soy. - advirtió y sonreí.

- ¿Cómo eres?. - pregunté.

- No dejaré de tratarte como lo hago. A eso me refiero. - dijo con un semblante serio.

Here we go again Donde viven las historias. Descúbrelo ahora