Meses transcurridos y entre más pasaba el tiempo, ella se sentía más vacía.
A veces cuando Marie se iba un rato a el puerto del lugar Charles llegaba a platicar un tiempo con ella para "tratar de animarla". Igual todos sus intentos jamás lograron animarla o al menos regresarle lo que había perdido.
-¿Estas mejor?- dijo Charles sentándose a su lado- traje uno de los gelato que tanto te gustan.
Marie tomo el helado entre sus manos sonrío un poco y no contesto a la pregunta qué anteriormente le había hecho Charles.
-Perdón, gracias- dijo Marie un tanto seria- Mira Charles no estoy ni bien ni mal, ya te explique.
-¿Qué es lo que necesitas para ser feliz?- le pregunto Charles sentándose frente a ella- ¿Qué necesito yo para hacerte feliz?
-Ni tu, ni mil helados querido me harían sentir mejor- dijo Marie moviendo la cabeza.- solo, vete.
-Sabes que no me iré ¿verdad?- dijo Charles siendo persistente.
-¿Y tu novia que?- dijo Marie volteándolo a ver a la cara- ¿Sabe que estas aquí conmigo?
-Ella... Espera vine a hablar de ti, no de ella- dijo Charles tratando de evadir la pregunta.
-¿Y si ella necesita algo?- añadió Marie para lograr que Charles se sintiera culpable y se fuera- ¡No seas patán!
-Buenas noches- dijo Charles marchándose.
Marie no contesto nada y siguió comiendo su helado y mirando al horizonte. Pasaban las horas desde que se fue Charles y le mente de Marie daba vueltas, el era su amigo desde hace mucho tiempo la quería pero ahora el ya tenía novia y todo se había complicado así que no sabia que hacer.
Tomó su mochila y camino rumbo a su casa, en el camino se encontró a su amiga Alisha.
-¿Cómo te fue con Charles?- dijo su amiga de forma burlesca- Le dijimos que estabas en el puerto y dijo que iría a buscarte.
-Si, si vino. - dijo Marie que continuo caminando sin detenerse.
-¿Paso algo con el?- dijo Alisha deteniéndola.
-Si te pregunta dile que deje de ser un patán conmigo- termino la conversación Marie.
Alisha ya no pregunto nada, solo camino a su lado hasta llegar a su casa que era muy cercana a la de Marie.
-Nos vemos Ma- le dijo Alisha.
-Bye, Lisha- respondió Marie.
Marie camino hasta la siguiente casa,la suya, abrió la puerta lentamente con miedo a que sus papás la castigaron y acertó:
-¿Quién te dio permiso de no venir a comer?- dijo su mamá cruzando los brazos en señal de enojo.
-Comi en el restaurante de papa- dijo Marie dejando su mochila en el piso- no creí que hubiera algún problema.
-Pues si lo hay, estábamos preocupados-dijo su madre seriamente- luego le marqué a Alisha y ella me aviso que estarías en el puerto.
-Prometo no volver a hacerlo- dijo Marie y de repente se desplomó.
Su madre se aproximó rápidamente para evitar que Marie se golpeara en el suelo.
-Hija ¿que paso?- sin recibir ninguna respuesta exclamo- ¡Henry, algo le paso a Marie!
Henry bajo corriendo las escaleras y al ver la preocupante escena grito:
-¡Hija!
Solo con escuchar esa expresión Marie volvió a despertar, como si esa voz volviera a conectar su cerebro.
-¿que paso?, ¿esta todo bien?- dijo su mamá viéndola a la cara
-NO, no pasa nada- dijo Marie levantándose de un brinco- fue solo un mareo, solo eso.
Sus padres tomaron eso como algo normal, Marie siempre había sido muy nerviosa.
-Tal vez solo necesites descansar-dijo su padre tomándola del hombro-sube a tu habitación.
-Dulces sueños amor- agregaron sus papás al unisono.
Marie subió a su alcoba y se recostó en el sillón, pensando en los regaños de su madre, en la situación con Charles, la escuela, Italia, sus amigas.
-¿Por qué se había vuelto todo tan difícil? si al principio los problemas eran alcanzar la silla de al frente del salón y solo corría para llegar temprano al aula. Ahora debía pensar sobre el "futuro" que debía ir construyendo, me costaba tanto pensar sobre mi en futuro-pensaba Marie.
Tal vez era solo cuestión de madurar un poco, su mente vagaba cada que se le presentaba la ocasión. El puerto era lugar donde los pensamientos nadaban, salían del agua y comenzaban a volar.
5:00am y Marie se dirige al puerto, todo está desierto, es sábado normalmente nadie trabaja y salen de sus hogares hasta las 10:00 am. Se escuchan los ligeros paso de Marie que lleva puesto un vestido azul y dos chongos, típicos de Marie en fin de semana; se sentó en la orilla del mar, dejó su mochila, se quitó las sandalias y empezó a observar los movimientos de las olas, hasta que de repente.
-¿Qué tal Marie?- dijeron Alisha y Charles
-Hola, les tengo una noticia, mis padres me organizarán una pequeña fiesta para mi cumpleaños y...- respondió Marie.
-¿Fiesta? Creí que ya no te volverían a hacer ninguna fiesta- dijo Alisha.
-Es solo porque mis familiares vendrán por primera vez acá y eso se empalmo con la fecha de mi cumpleaños- dijo Marie moviendo las manos y volteando a verlos.
-¿Te dejaran invitarnos?- preguntó Charles.
-Deben de, es tu fiesta y nosotros somos tus amigos- dijo Alisha.
-Claro, esperen tengo aquí las invitaciones- Marie les entregó a ambos dos cartas formales como si fuera la invitación a la boda del rey.
-¿Es tu boda? Perdón, es que creí que sería una fiesta menos formal- Dijo Alisha
-Mis padres quieren celebrar en grande como si fuera mi primer momento de vida con mi familia- Justificó Marie.
Charles se quedó callado, miro la invitación y se sentó justo a su lado. Solo miraba al mar; Alisha hizo lo mismo, hasta que fue la hora de irse.
-Mis padres vendrán por mi, iremos a comer con mis abuelos- dijo Alisha levantándose de un brinco- los dejo solos.
-No pude despedirme- pensó Marie.
-¿Qué tienes tú? - le preguntó de repente a Charles.
-Nada, pienso como y que llevare para tu fiesta- respondió Charles.
-Se tu mismo, solo eso- dijo Marie tomándole la mano.
-Amo eso de ti ¿sabías?- añadió Charles.
-Obvio que lo sabía- respondió Marie riéndose.
-¿Te acompaño a casa?- le dijo Charles levantándose y ofreciéndole su mano.
Rápidamente Marie aceptó la ayudo y se levanto.
-¿Esta algo lejos sabes?- aclaró Marie.
-No es de mucha importancia la distancia si voy contigo- respondió Charles.
Caminaron y caminaron hasta llegar a la casa de Marie. Charles le comentó a Marie el viaje que tendría con su familia a Sudamérica, que saldría mañana el vuelo y no tenían aún fecha de retorno; Charles iba a brindarle más detalles cuando se percataron que ya estaban en la entrada de la casa de Marie.
-¡Que te valla bien explorador!- exclamó Marie- Adiós y muchas gracias por todo.
-Esto no es una despedida, es solo un hasta luego princesa- aclaro Charles.