Era muy temprano y de pronto en la casa de Marie se escucho que tocaban la puerta. Era fin de semana y no era muy común las visitas, ya los abuelos habían regresado a Italia, ¿quién tocaba la puerta un sábado tan temprano? Baja rápido el Sr Mckruber y abre la puerta.
-Buenos Días Señor Mckruber- Era Charles que con su típico entusiasmo iba a buscar a Marie.
-Buenos Días Charles- dijo Henry- ¿Vienes por Marie?
-Si, ¿puedo salir con ella?- preguntó Charles.
-Si ella quiere, si- contestó el Sr Mckruber.
-¡Estoy lista!- dijo Marie bajando precipitadamente las escaleras.
-Bueno, regresen temprano- aclaró su padre.
Ambos salieron Charles abrió la puerta del auto para que Marie subiera, se subió luego el y se dirigieron al puerto donde Charles le tenía una sorpresa. Marie se veía tan espectacular con un vestido azul y unas delicadas sandalias y Charles como siempre elegante caballero.
-Me dijiste hace mucho que jamás habías estado en el mar- dijo Charles- se que siempre vienes al puerto pero no justo al mar.
-¿Entonces...- dijo Marie- me vas a tirar por la borda?
-No, vamos a reunirte con la naturaleza- respondió Charles.
Marie lo vio extrañada pero decidió solo quedarse callada y esperar. Luego llegaron a un gran barco, de repente llego a la mente de Marie como un flash, un recuerdo tal vez, que la hizo estremecer; fríamente se detuvo frente al buque.
-¿Esta todo bien?- preguntó Charles.
-Si- Dijo Marie con un tanto de miedo.
Pasaron el rato en aquel buque que pertenecía al papá de Charles, el le mostraba a ella todos los maravillosos paisajes del mar, desde la vista al fondo que se tenía en el barco hasta las islas por las cuales pasaban, ya terminado el recorrido y ellos en tierra firme comenzaron a charlar.
-¿Ya te sentiste más cerca de tu misterioso mar?- le preguntó Charles.
-No, ¿crees que un pez que siempre ha estado en su casa encerrado en una pecera se siente más cerca de su naturaleza si lo sacas a pasear en una bolsa?- respondió claramente Marie a Charles- no es que no me haya gustado, me encanto el detalle, solo que mi sentimiento por el mar sigue siendo desconocido.
-Lamento no descubrirlo primero, he intentado cada día desde que te conozco encontrar en tus ojos lo que necesitas para estar bien- aclaró Charles- aún así estoy maravillado de ver como disfrutabas la experiencia en el barco.
-Gracias en serio, fue hermoso- dijo Marie- si quieres tráeme más seguido.
-No es por nada y claro te traeré cada que quieras- dijo Charles mientras estacionaba el auto justo a fuera de la casa de los Mckruber.
Marie bajo rápidamente del auto al igual que Charles, se aproximaron a la puerta y....
-Aprecio mucho todo lo que haces por mi- dijo Marie y le dio un beso en la mejilla.
Charles se puso rojo como un tomate, ella también y bajo la mirada.
-Te amo principessa - dijo Charles tomándola de la barbilla para subir su mirada- sabes que cuentas conmigo para lo quieras.
-Y si algún día quisiera volar muy lejos ¿me darías alas?- dijo Marie riéndose.
-Te daría alas, unas alas hechas con las plumas más hermosas de cada ave en el mundo- Le respondió Charles poniéndose detrás de ella tomando su mano y señalando el cielo, la volteo rápidamente y le dijo- todo para que seas feliz.