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Había pasado un mes y jamás había volado de regreso a Corea.

Por supuesto que su tía ni siquiera tenía idea.

Las siguientes semanas había estado atenta a las cintas de las cámaras, ver a su tía follarse a Taeyeon en más de una distinta posición en la sala, había estallado algo, esparciendo los restos en miles de pedazos.

No había dormido en días.

Cafeína y alcohol en grandes cantidades.

No dejaba de cuestionarse, si es que, ¿acaso no era lo suficientemente linda? ¿O había sido demasiado accesible? ¿Ella era mejor en la cama? ¿Debería bajar aún más de peso?

Probablemente la segunda.

¿Cómo era posible?

Creyó que se amaban mutuamente.

Un trágico y melodramático romance prohibido.

Pero seguía mintiendóle sin ningún tipo de remordimiento.

¿La mujer atenta y amorosa que era a dónde había ido?

Incluso ignoraba sus mensajes y eso estaba enloqueciendóla por completo.

Nunca había deseado su atención tanto como ahora.

Como sí tuviese que demostrar trás obtenerla.

La estaba deteriorando poco a poco.

Le había compartido su cuerpo, era capaz de dejarlo todo, la empresa de su padre, su dinero. Su vida era un completo aburrimiento sin ella, había soñado toda su vida a su lado, estaría dispuesta a pagar cualquier precio, y sin embargo..

Revisó su reloj de muñeca.

Taeyeon llegaría en unos minutos.

La había invitado a conocer su nuevo apartamento. ¡Con muy buenas intenciones!

Acabo de un cuarto de hora el timbre sonó, se levantó de su escritorio, cerrando su laptop, introduciendo sus manos en guantes de látex negros antes de abrir la puerta con una simple orden a su sistema de inteligencia artificial.

Abrió camino a la entrada, dónde detalló a la azabache escanear el lugar con detenimiento.

Sin muebles. Ni decoración. Demasiado gris y sombrío. Nayeon era la única burbujita colorida ahí. Sonrió, ampliamente, abriendo sus brazos.

Exclamó con una adorable sonrisa.—¡Preparé pasta, tía!—Tía. Bueno, la había hecho creer que ahora eran muy buenas amigas. Claro, como no, se cogian a la misma tipa, era imposible no serlo.

Se abrazaron. Realmente era tan buena actriz.

La pelinegra hizo una mueca, la cuál disimuló muy bien con una escasa curva en los labios.—Creí que iríamos a cenar a otro lado.—Su cara era un dilema. Había hojas de periódico por el suelo y un extraño olor parecía desprenderse del lugar. No lograba deducir exactamente que era, pero estaba asqueada.

La siguió a la cocina.

Se detuvo al encontrar sólo una mesa volcada y trozos de vidrios, copas rotas regados por el suelo.

Vale. Esto no pintaba muy bien.

Sacó su teléfono, fingiendo recibir una llamada, debía largarse de aquí, pero antes de que pudiera retroceder, Nayeon ya estaba encima suyo, la rodeó, en un simple y ágil movimiento; un pañuelo con cloroformo envolvió su perfecta y respingada nariz.

Intentó zafarse de su agarre, pero su fuerza era mayor a la suya y el químico comenzaba a hacer efecto, venciendo sus piernas, drenando todo su esfuerzo al luchar. Fue en vano.

ALL MINE. //2YEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora