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Frenó en seco. Tomando la palanca de cambios.
Giró a la izquierda, acelerando con el pedal.

La estaban siguiendo.

Nayeon llevó su vista al espejo retrovisor.

Era el mismo auto de hace unos días.

Investigó la placa ayer en la noche, le pertenecía a Kang Seulgi.

No había visto ningún otro oficial acechandóla recientemente, así que sólo era ella. Podía deshacerse fácilmente si se trataba de una sola persona y sin las autoridades implicadas.

Pero ahora mismo, la situación era un tanto.. complicada.

El castaño emitió un gemido amortiguado en el asiento trasero. Estaba atado, manos y pies, pero no dejaba de sacudirse. Si dejaba que el vehículo se acercara a una considerable distancia fácilmente podría notarlo.

No podía ir a casa con él.

Suspiró hondo.

Desviandóse de su destino original.

Atravesó varias calles a gran velocidad, dando vueltas, intentando perderla, tomando atajos, hasta que dejó su auto atrás.

No la veía por ningún lado.

Genial.

Bueno, había estado mintiendóle a Jeongyeon, era cierto.

No había estado reuniéndose con Kim Taehyung únicamente por temas de negocios. Tenía razón.

El tipo era insoportable con un humor rancio y un modo de coquetear sacado de una pésima película de los 70's, machista y anticuada. No le interesaba en lo absoluto.

Pero lo había seleccionado como un pasatiempo. Su nuevo proyecto, estaba jodidamente emocionada.

Pensaba filetear su carne viva y colgarlo de ganchos al techo, experimentar su nivel de resistencia trás una tortura lenta y letal. Había recibido un envío de drogas ilegales de un contacto en el mercado negro que le había sugerido uno de los amigos cercanos a su madre.

Suspiró hondo, por suerte había perdido a Kang.

Aceleró de vuelta a su destino.

Se había deshecho de su anterior apartamento, borrando todas las evidencias o rastro alguno de Taeyeon, el crimen perfecto, lo había reemplazado por una propiedad más grande y alejada afueras de la ciudad, informal y desapercibida.

Estaba ubicada en medio de la nada, había otros recintos cercanos, talleres abandonados, fábricas solitarias y otros por el estilo.

Bajó la velocidad al llegar. Adentrando su coche en el garaje de la propiedad.

Una vez dentro, apagó el motor y se bajó en seguida.

—Pensaba ser amable, pero has cagado mi buen humor..—Gruñó entredientes, abriendo la puerta trasera del coche. Jaló de Taehyung, le había disparado con una flecha adhesiva al atraparlo, atravesando su pierna izquierda, por suerte era delgado y su peso muy mínimo, lo arrastró, subiendo escalones, dejando un notorio pasaje de su sangre regada por la cerámica del suelo.

Sus chillidos llenaban el lugar haciéndola perder la paciencia. No le gustaba escucharlos rogar o quejarse.

¿Había alguna posibilidad de que huyeran de ella?

La estaban desafiando con sus chillidos y súplicas vacías.

¿Rogando por piedad, que os dejase libres milagrosamente, que la policía irrumpiera sus planes o rezando a Dios?

ALL MINE. //2YEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora