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Se impresionó cuando observó un enorme ramillete de rosas blancas decorando la superficie del escritorio de su oficina. Fue a revisarlo en seguida, por sí se habían equivocado con la correspondencia en mensajería pero ahí estaba.

La firma de su tía deslumbrando en la tarjeta.

Últimamente Jeongyeon la había sorprendido con miles de detalles, hace unos días no dejaba de enviarle chocolates, collares, demás joyas costosas que a simple vista lucían que debían de valer una millonada, y ahora flores.

Preparaba la cena todas las noches antes de que llegara, la escuchaba atenta como siempre pero ahora parecía que no tuviera nada que decir y era más cariñosa de lo habitual, incluso haciéndole el amor.

Estaba encantada, por supuesto, no podría quejarse. Era lo que cualquier mujer desearía tener.

Pero la conocía bastante bien.

Estaba en pleno ajetreo con las cosas del desfile y su próxima colección, su carácter en la mayoría de sus lanzamientos era un bomba radioactiva, sólo dormía al llegar y cuando la topaba en casa, su humor era de perros discutiendo con su equipo por teléfono sobre mil imprevistos a último momento.

Pero esta actitud, era nueva.

Sentía que estaba ocurriendo algo y no estaba leyéndolo a fondo.

Al llegar a casa después del trabajo la recibió con salmón ahumado y un buen estofado.

Incluso había en el horno una tarta de calabaza por salir.

Sonrió al encontrarla con un lindo delantal de estampado de fresitas.

Se había negado hace unos meses a usarlo cuando Nayeon se lo había obsequiado pero ahora lo lucía con orgullo.

Jeongyeon dejó lo que estaba haciendo y la ayudó a dejar su abrigo en el perchero. Plantando un casto beso sobre sus labios.—¿Cómo estuvo tu día?—Se inclinó sobre sus rodillas para ayudarle a retirar su calzado. Los tacones la mataban, le agradeció mentalmente de gesto, enseñandóle una dulce curva en su belfos.

—Bien.—La observó con detenimiento, su cabello desordenado la hacía ver tan guapa. —Estuve en una junta directiva, pienso comprar nuevamente algunas acciones de unos antiguos socios en Corea del Sur, hablé con mi padre y dice que los Kim han hecho una gran oferta para debatir.—Jeongyeon se sintió analizada y apartó la mirada, sonriendo con disimulo.—¿Y el tuyo?—Arqueó una ceja. Su comportamiento era tan sospechoso estos días, desearía que fuese así de dulce la mayoría del tiempo.

Rió forzadamente.—Acabamos con todos los pendientes del pre lanzamiento, el estrés ha cesado y la mayoría del equipo están celebrando los resultados.—Nayeon visualizó su laptop en el mesón y sus archivos abiertos. La casa parecía recién aseada también, todo estaban en orden y el olor a lavanda se extendía a medida que avanzaba hacía los cojines de los muebles.

—¿No fuiste al trabajo?

Jeongyeon parpadeó.

—Ehhm... He trabajado desde casa esta semana.—Su voz salió ronca.

No se había dado cuenta, se marchaba antes de que despertara y cuando regresaba ya estaba en casa. Tenía sentido ahora esa cantidad de tiempo libre para enviar regalos.

ALL MINE. //2YEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora