• VIEJO APOYO

82 5 1
                                    


Te encontrabas en tu casa, acariciando tu vientre abultado con ternura.

Ya llevaba 4 meses de embarazo y a pesar de estar sola, te sentías en paz y llena de amor por el pequeño ser que crecía dentro de ti.

En medio de la tranquilidad, el teléfono sonó.

Era su mejor amiga, Carmen, quien estaba preocupada por ella.

Tu contestaste y escuchaste atentamente las palabras de consuelo y apoyo de Carmen.

T/N, ¿cómo estás? Llevo días sin saber de ti. ¿Estás bien?

Holaaa. Sí, estoy bien. Solo necesitaba un tiempo para mí misma y para asimilar todo lo que está pasando. Gracias por preocuparte.

Mientras tanto, Köning se encontraba en la ciudad, desesperado por encontrar a T/N.

Había recorrido todos los lugares que solían frecuentar juntos, pero no había rastro de ti.

Su corazón estaba destrozado al no tener noticias de la mujer que amaba.

En una llamada con Alejandro


-No sé qué hacer, no puedo encontrarla en ningún lado. Estoy devastado, la necesito a mi lado.

Tranquilo, amigo. Seguro que T/N tiene sus razones para alejarse. Debes darle tiempo y espacio, pero no dejes de buscarla.

Mientras tanto, te encontrabas reflexionando sobre la situación.

A pesar de extrañar a Köning, sentías que necesitabas este tiempo a solas para fortalecerse y prepararse para la llegada del bebé.

-Köning me busca desesperadamente, pero necesito estar tranquila para dar lo mejor a nuestro hijo.- pensabas en voz alta.

Carmen durante este tiempo te hablaba de köning y de como se emborrachaba, está deprimido y de más.

Te sentías mal por el y querías volver a verlo pero lastimosamente no querías hacerte daño a base de sus celos.

La incertidumbre y la distancia entre tú y Köning creaban una tensión palpable en el aire.

Ambos se encontraban perdidos en sus propios pensamientos y emociones, sin saber cuál sería el siguiente paso en esta complicada situación.

De pronto alguien había tocado la puerta, te levantaste sigilosa y viste a través de la ventana.

Era un hombre alto, de pelo castaño y ojos cafes, sosteniendo un ramo de flores, decidiste abrir la puerta y lo reconociste.

-¡Erick?! ¡Qué sorpresa verte! Entra, por favor.

-T/N, ¡cuánto tiempo! Estoy emocionado de verte también. ¿Puedo pasar?

-Claro, pasa. ¿Qué te trae por aquí después de tanto tiempo?

-¿cómo supiste dónde vivía? Ni si quiera tienes mi número de teléfono

-Bueno, uno de mis amigos de la base militar donde trabajas me dijo que te había visto por aquí, así que decidí pasarme a saludarte y asegurarme de que estuvieras bien.

-¡Vaya! Qué sorpresa. Agradezco que te hayas tomado el tiempo de venir a verme.

-pero quien te dijo? O como se llama.

-Soap, porque?

Tu te quedaste pensando y te molestas te un poco ya que Carmen le había dicho donde vivías.

Köning- 𝙳𝙴𝚂𝚃𝙸𝙽𝙾 𝙴𝙽𝚃𝚁𝙴𝙻𝙰𝚉𝙰𝙳𝙾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora