-¡Jix!, ¡Espera un momento!- Ale corría como si de salvar su vida se tratase para alcanzar a la reina. Jix se percató de la llamada y paró en seco, girando sobre sí misma para mirar a la peliazul, la cual paró de correr casi derrapando.
-¿Qué sucede?- Habló Jix, mirando seriamente a Ale, la cual suspiraba, calmando su ritmo cardiaco después de correr casi un kilómetro en menos de seis minutos.
-¿Qué es eso de que habéis reabierto el caso de... bueno, ya sabes?- Preguntó Ale lo más directa posible, sin querer mencionar el nombre del fugitivo, realmente sembraba el miedo en la población ankersiana.
-Me refiero, no me has avisado, debería ser una de las primeras personas en saberlo, sobretodo porque quienes han descubierto al antiguo compañero del fugitivo son mis inferiores, mando sobre ellos y me lo deberían haber comunicado antes, no haberme enterado por una conferencia.
-Solo lo sabíamos Lukas y yo, además de algún que otro guardia que escuchó la conversación. Además, sabes perfectamente que aunque sean tus inferiores si se trata de una noticia con esta gravedad de importancia se me debe comunicar a mi primero.- Dijo Jix detenidamente, sin alterarse, luego acomodó un poco el cuello de su kimono y Ale prosiguió con la conversación.
-¿Pero por qué lo tiene que saber todo Lukas antes que yo? Ni siquiera es parte de un mando tan importante como el mío.- Ale frunció el ceño, estaba harta de que Lukas, el guardaespaldas que siempre acompañaba a Jix a absolutamente todos lados supiera de temas importantes antes que ella.
-Te alteras demasiado, si es mi guardia tiene un puesto parecido al tuyo- Dijo Jix, con un aura de superioridad que le recordaba a la peliazul que ella era inferior a la reina.
-Disculpa, su majestad- Ale hizo una leve reverencia auqnue no estaba deacuerdo.
Jix solo asintió y se despidió, antes de irse le dedicó una leve sonrisa a Ale para después entrar en su helicóptero y dirigirse a su castillo, inmenso, por cierto.
Ale también sonrió, al fin y al cabo se conocían de casi toda la vida y no podía negar que era la reina y debía cumplir con su cometido de llevar un reino, lo que conllevaba dejar otras cosas atrás, aunque Ale prefería dirigir el ejército, a ella no le iba tanto las conferencias cada día y todo lo que suponía llevar un reino, el cual era potencia mundial. Obviamente Ale era un elemento clave en el reino de Ankersia, ejercía uno de los trabajos más importantes, formar al ejército. Ella iba por encima de cualquier otro mando en la armada, aunque también estaba perfectamente entrenada para ello. Desde pequeña fue una niña habilidosa que le gustaba trepar y tenía una gran tolerancia al dolor. La peliazul puede tumbar a cualquier persona en unos solos movimientos, al fin y al cabo, todo lo que el ejército aprende, ella ya lo sabe.
Ale se giró y para su sorpresa, Marki estaba a unos pocos metros de ella, apoyado en una pared, hablando por su walkie talkie (el cual todos los de la élite utilizaban).
-Cambio y fuera.- Markos apagó el walkie y luego miró a Ale, sacando unas llaves de su bolsillo y tirándoselas a la peliazul, la cual las cogió al vuelo.
-¿Para qué son?- Preguntó Ale, inspeccionando cuidadosamente las llaves
-Se las he robado al piloto del helicóptero, vamos, quiero enseñarte algo.- Marki comenzó a andar y Ale lo siguió
-¿Se puede saber a dónde vamos?- Preguntó Ale, dándole las llaves a su compañero
-A la cordillera, he descubierto donde interrogan a ese chico.- Marki sonrió divertido
-¿Cómo te has enterado? Ni si quiera Jix me lo ha contado.- Ale se montó en el asiento del co-piloto, Marki repitió la acción en el del piloto.
-He oido a Lukas hablando con Jix, pura casualidad.- Dijo Marki, encendiendo el helicóptero, los botones comenzaron a iluminarse, había variedad de colores, verde, rosa, rojo...
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Contra el adversario
FantasyJix, la reina de Ankersia, inicia su travesía para poder encontrar a aquel que destruyó su juventud, y para llegar a ello hará lo que haga falta, incluso encarcelar y torturar a un antiguo amigo del causante de varias desgracias en su vida. Pese a...