"La otra cara de la moneda"
En ese mismo momento se encontraba bajando cuidadosamente las escaleras de mano, poniendo atención a cada parte de su cuerpo, escalón a escalón, sin hacer ni el mínimo ruido.
Los gritos y golpes se escuchaban ahora mejor. Aunque hace ya unos segundos habían pasado a ser simples murmullos, por lo que debía tener más sigilo que antes.La habitación que conectaba con lo que Ale llamaba "La cárcel del loco" estaba iluminada por una antorcha, la cual, según los conocimientos de la peliazul, había sido prendida hace algunas horas, cuatro o cinco.
Ale caminó lentamente hasta pegarse a la pared en la que estaba la antorcha, exactamente en una esquina apartada de la puerta de la otra sala.
Ahí pudo apreciar algo a su lado, unas marcas en la pared, como si un oso hubiera pegado un zarpazo en el ladrillo. Se puso al lado de la marca y pasó la mano por encima, esas garras no eran como las de un oso, ni de ningún otro animal, fuera lo que fuera la cosa que hubiera provocado eso era peligrosa, muy peligrosa. Estaba más que segura que un arañazo de esos en la cara te dejaba sin piel y con una no muy bonita cicatriz.Volvió a subir la guardia cuando escuchó otro golpe provenir de "La cárcel del loco" y se acercó un poquito más, viendo que la puerta estaba algo abierta. Se escondió en uno de los lados de esta y asomó su cabeza con cuidado.
Lo que vió la dejó perpleja.
Ese loco, Nyatt, estaba elevado en el aire, con la nariz chorreando sangre, como si de un grifo se tratara, un ojo morado, su labio roto y prácticamente todo el cuerpo golpeado. Su posición se debía a una mano, mano que lo cogía del cuello de la camiseta, echando su cuello hacia atrás. Los mechones castaños del chico volaban por su cara a medida que era sacudido. Una sonrisa se mantenía en su expresión burlona, desafiando a quien fuera que le estaba haciendo eso, el rango de visión de Ale era mínimo y sólo podía ver esto.
O eso era hasta que pudo distinguir un mechón naranja flotando por culpa de uno de esos meneos. El chico fue brutalmente azotado contra la pared en un empujón, y en ese momento sí que pudo ver claro quién era su agresor, o más bien agresora.
Una mujer pelirroja, de ojos verdes y pelo desaliñado tenía una expresión sería y desafiante a medida que lo miraba.—Jix.—dijo para sus adentros. Tenía un parche en el ojo, Ale no la veía con el puesto desde el día de la coronación, ella decía que sus dos ojos eran muy sensibles, pero sobretodo el derecho, por eso siempre llevaba un parche en el, aunque fuera por debajo de las icónicas gafas de sol.
Se fijo en su aspecto, en sus ojeras, en como su vestido era el mismo con el que había asistido al último evento, y que este estaba manchado de sangre del contrario. Vió su expresión seria y cansada a la vez, en como temblaba y apretaba sus dientes con furia. Lo que fuera que estuviera pasando ahí no era nada bueno.
—¡Habla! ¡Joder, dímelo ya! ¡Lo sabes, suéltalo!—Nyatt se burló de ella, con dolor abrió su boca lo más que pudo, mostrando su dentadura completa en una sonrisa bromista que la atormentaría por el resto de su vida, ¿Qué había sido eso?
Jix cerró su puño y estampó sus nudillos en la cara del castaño, quien gimió de dolor.
—Leíste más, leíste lo último, leíste como hacerlo ceder.—la sangre de la nariz de Nyatt recorrió todo su rostro hasta su cuello, su sonrisa se había rebajado a una ladeada que no mostraba ninguno de sus dientes. Ale se apoyó más en la pared, era la cosa más bizarra que nunca había presenciado.—Saberlo no te solucionaría una mierda, total, estás sola, siempre lo estarás.—habló Nyatt con una voz ronca, escupiendo las palabras con odio y burla a la vez, luego comenzó a reír a carcajadas. La cara de Jix decayó increíblemente rápido, el chico volvió a hablar.
—No me metas en tus mierdas, créeme que me volaré la cabeza antes que tú, nos veremos en el infierno, pero con puestos diferentes.—Jix no contestó, con la vista clavada en los ojos avellana del castaño. Temblaba considerablemente, unos pequeños tics la invadieron, comenzando a tener micro espasmos en su cuello a medida que la risa de Nyatt incrementaba.
—No, no, no, no, no... Te controla, te controla.—Dijo la pelirroja, con falta de aire.
—¡Y a ti lo hará muy pronto, eres su marioneta, su puta marioneta! ¡Tu alma está en sus manos, todo está en sus manos!—gritó como un loco, saltando en su sitio, sus palabras se mezclaban con risas y creaban lo que parecía una escena de libro de terror.
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Contra el adversario
FantasyJix, la reina de Ankersia, inicia su travesía para poder encontrar a aquel que destruyó su juventud, y para llegar a ello hará lo que haga falta, incluso encarcelar y torturar a un antiguo amigo del causante de varias desgracias en su vida. Pese a...