Chapitre neuf

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Ambos se quedaron quietos al escucharse mutuamente, Gemini fue el primero en reír, inclinó de nuevo su rostro y beso la mejilla sonrojada del pelicastaño, sin embargo este no se atrevió a verle por la vergüenza que llevaba, rápidamente se dio cuenta de la zona en la que estaban, asustado tomó la mano del más alto y lo jalo consigo mismo hasta entrar a la cocina, por suerte, el y el despensario, eran los únicos que podían entrar ahí, pero el hombre ya se había ido a su casa desde hace algún tiempo.

"El escondernos hace que todo sea más emocionante..."

Un cálido sentimiento recorrió la espalda del castaño; ¿Esconderse? ¿Emocionante? Si Gemini supiera el grave pecado que estaban cometiendo, no diría ninguna de esas palabras. Fourth se limitó a decirle, no quería preocuparlo, ahora solo esperaría a que la noche llegara en su totalidad.

"Debes irte, si alguien te ve, podrían echarte fuera de aquí y creo que sería demasiado vergonzoso."

"Esta bien, tengo a alguien que puede esconderme."

Gemini sonaba emocionado, teniendo en su rostro aquella hermosa sonrisa plasmada en sus labios. El castaño solo suspiro, sintiéndose ya estresado por la situación, realmente debía esconderlo y su habitación y la cocina, no eran el mejor lugar, asomó su cabeza por la puerta y noto que ya las estrellas habían salido a cubrirlo, sonrió, volvió a regresar en busca del más alto, tomo su mano y salieron de ahí.

"Y bien... ¿A donde vamos?"

"A sacarte de aquí."

El pelinegro se quedo quieto, logrando tener la suficiente fuerza para retener a ambos cuerpos, Fourth sintió que su cuerpo era espontáneamente detenido, asustandose al sentir el cálido bombeo del corazón ajeno retumbar en sus oídos; se apartó de inmediato y soltó aquella mano que sostenía, estaba realmente molesto y exhausto por el comportamiento tan infantil de ese hombre. Solo tenía miedo.

"Cásate conmigo... Fourth."

¿Qué?

No, había escuchado mal, era talvez, tanto su estrés, que seguramente estaba escuchando estupideces. El más mayor de los dos acercó sus temblorosas manos al rostro del más joven, lo acuno tan suavemente que podrían decir que estaba tomando una pieza de cristal demasiado delicada, y con voz quebrada volvió a decir:

"Cásate conmigo, Por favor..."

El otro hombre ya no tenía ningún aliento de nada, su corazón se había detenido por unos segundos ante tales palabras tan sorpresivas; tomo las manos ajenas entre las suyas y las apartó de su rostro, moviendo su cabeza lentamente de un lado a otro en modo de negación.

"Aunque quisiera, no podemos hacerlo, Gemini... Esta prohibido-"

"¡Quien lo prohíbe! ¿¡Quien dice que no podemos hacerlo!?"

Fourth mordió su labio, su garganta se desgarraba y las lágrimas brillaban dentro de sus ojos, no podía soportar la manera en la que ya vivía, y ahora debía soportar también haberse enamorado de alguien que simplemente no podia tener ante la vista de absolutamente nadie.

"Esta prohibido. Ante la ley del hombre y... Ante la ley... De Dios."

¿Dios...? Gemini estaba harto de escuchar ese "nombre" ¿Porque todo se tenía que relacionar con el? Sus padres le enseñaron amar a ese ser irreconocible, toda su vida, e incluso... Su madre le repetía todas las noches de su niñez, qué Dios, era amor... Pero, si de verdad lo era, entonces, porqué el mismo no aceptaba un amor tan real como el suyo y el del otro hombre. Solo era hipócrita.

Jusqu'à ce que la gloire nous sépare {GeminiFourth} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora