CHAPTER XIV

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Las dedos de Pau sujetaban algunos mechones de mi cabello, mientras ambas y las otras chicas mirábamos la pantalla del televisor de su habitación.

Una película de comedia, seleccionada por voto de mayoría.

Yo estoy acostada en el suelo, gracias a que la cama no es muy grande, y Pau y yo habíamos sido excluidas de ella.

Pero Paulina me acompaña, sentada detrás de mi, con mi cabeza entre las piernas, para facilitar su trabajo de "trenzar" mi cabello.

Una tarea absurda en mi opinión, ya que las trenzas no llegarán a superar los 10 centímetros.

-May, sujeta -me pide en voz baja, para no interrumpir la película.

Miro la pequeña trenza que sostiene, y estiro mis dedos para sujetarla, era pequeña y estaba en la parte delantera de mi cabeza.

-Pau me duele el trasero -me quejo y me coloco de lado sonriendo al clavar mi vista en el muslo de mi novia.

A Paulina le gustan los pantalones cortos, lo sabían? Tuve que resistirme para no colar mis dedos por bajo su pijama.

Hace algunas trenzas más y las deja en mi mano, hasta que me levanto en silencio y le informo que iré al baño.

Atravieso todo el pasillo y entro a la habitación, utilizo el retrete, lavo mis manos y luego salgo, siendo interceptada por Luis antes de entrar a la habitación.

-Vamos a hablar -su rostro seguía estando serio, pero su petición era un poco más "amable".

Me miré en un espejo mental, mi pantalón largo con estampado de pizza, unos calcetines, mi camiseta de tirantes que dejaba ver gran parte de mis tatuajes, y sabía que el señor me estaba juzgando por ellos, y mi cabello mal peinado, con trenzas al azar y un pequeño moño desordenado.

Sin duda estoy lista para ir a la guerra.

Lo seguí en silencio, bajamos las escaleras y caminamos hasta la sala, donde se sentó y esperó a que yo también lo hiciera.
Luis me estudia un momento, lo cual me pone un poco más nerviosa, ya que no sé que es lo que piensa, pero imaginaba puras cosas malas.

-Parece que te sientes como en tu casa -primer golpe.

Era un golpe u ofensa? Porque incluso podría interpretarlo como halago.

-Su familia me recibe bien...

Luis no respondió, se limitó a mirarme con la misma cara de decepción con que me había recibido, pero yo no estaba dispuesta a dar mi brazo a torcer, y aunque lo estuviera, no quería mostrar debilidad.

-Me estoy comportando bien, no le he faltado el respeto a ninguno y agradezco la hospitalidad, creo que deberíamos poner las cartas en la mesa, Luis -no se si pronuncié mal su nombre o lo percibió de mala manera, ya que levantó una ceja cuando lo dije- se que no le caigo bien.

-No, más allá de como luces, desafiante mi autoridad como padre de las niñas frente a ellas.

Acaso el señor se imaginaba cosas? Porque no recordaba ese carajo.

-Tuve mis razones, pero no espero que sea comprensible, a pesar del altercado me he comportando de buena manera, al menos así lo he percibido yo.

-Tu auto perspectiva siempre te dejará bien colocada, eso no siempre significa que estés bien.

-Deberíamos hablar de Paulina -me cruzo de brazos por sus comentarios- su hija me gusta, me encanta y se que yo a ella también, así que lamento decirle que por el momento no tengo ni la más remota intención de terminar con ella si eso es lo que quiere, aun si no le caigo bien a usted que solo me echa en cara mi manera de comportarme luego de un mal momento.

Tattoos and Motorcycles | Paulina VillarrealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora