𝒆́𝒑. ㅤ│12

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Ya era aquel grandioso día para Edgar. Iba a tener lo que podría ser una cita con Bibi y quería verse lo mejor posible.
Quería hablar con sus amigos para que lo ayudarán, pero decidió ser más espontáneo y tomar sus propias decisiones.
Suspiro y se miró frente al espejo, arreglando su cabello y remarcando aquel corte que tenía en su ceja para que no estuviese dispareja.

Luego hizo su rutina de skincare, porque si, cuida demasiado su piel. Luego se perfumo y arreglo su outfit, estuvo alrededor de 30 minutos viendo que ponerse para luego ponerse la misma ropa de siempre.

Cuando creyó que estaba listo, ví de reojo sus uñas y casi se cae al suelo. Estaban realmente despintadas, así que dió un retoque a sus uñas pintando las con aquel esmalte negro brillante.

Ya, por fin listo vio que en su celular era presente una notificación del chat de Bibi, el cual decía que ella ya estaba fuera de Candyland.
¿QUE? El azabache se preocupo, siempre llegaba tarde a todos lados.

...

Prácticamente corrió hacia Bibi, quedando bastante agitado y sudado. Su rostro estaba bastante rojo, por el calor de su cuerpo y por lo avergonzado que estaba de haber llegado tarde.

—Perdon... Yo... - intento hablar pero se le hacía difícil modular con su respiración tan agitada.

Bibi simplemente rio y dió una palmada en la espalda del emo.

— No pasa nada, ven, entremos.

Ambos entraron a Candyland, un lugar realmente dulce y colorido. Edgar no era muy fan de esas cosas, y creía que Bibi tampoco, pero parecía un lindo lugar donde tener un encuentro.
Platicaron un rato hasta que a la distancia se veía las autoridades de Starr park hablando con Mandy.

Ambos cruzaron miradas y se acercaron interesados en saber que había ocurrido. Cuando estaban suficientemente cerca escucharon algo de la conversación que estaban teniendo sus contrarios.

—¡Estos imbéciles niños siguen robando mis dulces! - se quejo Mandy bastante alterada, parecía estar apunto de explotar. Mientras tanto, su compañero que estaba detrás de ella, reía silenciosamente.

— Hey, al fin y al cabo son solo niños... Pero Lawrie y yo lo resolveremos. - Hablo Larry, parecía estar animado como de costumbre. Su hermano siempre estaba a su par con una expresión bastante molesta y con sus brazos cruzados.

Continuaron hablando sobre el tema, pero Bibi se aburrió y tomo la mano de Edgar para llevarlo a otra parte.
El azabache no pudo evitar sonrojarse al sentir aquel tacto.

La chica no se había dado cuenta de su accion hasta que llegaron a un lugar con una fuente de chocolate, habían unos bancos cerca y ambos se sentaron.

— Sabes, no eres tan rarito al final. - hablo la asiática sin mantener ningún contacto visual.

Edgar pudo sentir como su corazón se aceleraba al escuchar las palabras provenientes de la chica. ¿De verdad tenía una oportunidad?

— Oh... Me alegra saber eso. A veces es algo molesto que todos me vean como algo raro. - Aunque estaba alegre, su tono de voz fue algo desanimado. Porque era verdad, nadie podía sentirse bien siendo siempre llamado raro o cosas similares por sus gustos.

— Perdón por a veces ser un poco... Ruda, supongo que es parte de mi personalidad. - Rio un poco desviando su mirada hacia el chocolate de la fuente.

— No te preocupes, me gusta esa parte de ti. - la mirada de Edgar se fijó en Bibi, un brillo apareció el sus ojos mientras la miraba.

Era tan linda, tan perfecta. No podía evitar enamorarse otra vez cada que la miraba.
Ambos cruzaron miradas y por primera vez pudo ver cómo las mejillas de Bibi se tornaban un poco más rojizas. ¿La había hecho sonrojar?
Una sonrisa se escapó de los labios de Edgar y su acompañante le devolvió la sonrisa.

Ambos permanecieron mirándose, había una fuerte tensión entre ambos hasta que el teléfono de la asiática comenzó a sonar.

— Oh, disculpa. Es Bull. - Bibi atendió y aunque no estuviese en altavoz, la fuerte voz de bull se escuchaba a kilómetros. - ugh, sisi. Perdon tengo que irme.

Antes de que cualquier palabra saliera de la boca del azabache, Bibi ya se había ido.
Miro hacia el suelo y se hundió en sus pensamientos como era costumbre. No habían pasado demasiado tiempo juntos pero había Sido suficiente para Edgar.

...

Por otro lado, Buster, Fang y Emz estaban sacando fotos en el jardín de rosa.

— No, no. ¿Quien te enseño a posar Buster? Eres la persona menos fotogénica que conozco. - Se quejo Emz mientras intentaba sacarle fotos a la pareja. Rosa y Bea observaban de lejos y simplemente reían ante los raros movimientos que hacía Buster intentando posar.

— Ugh, ¿Y que quieres que haga? No soy un modelo.

Discutieron por un rato hasta que las fotos salieron lo suficientemente decentes. Emz sonrió y paso las fotos a los contactos de ambos.

— ya está. No olviden mencionarme si publican las fotos en algún lado.

Luego de la sesión de fotos. Todos los presentes participaron de un pequeño picnic, en el que la mayor parte del tiempo Emz hablo de su interés amoroso con Poco.
Rieron y charlaron por horas, disfrutando de la hermosa naturaleza mientras Buster y Fang pensaban sobre Edgar y Bibi, ¿Habrían tenido su cita?
Buster no demoró demasiado en ver cómo Fang texteaba a Edgar, mandando 200 mensajes por segundo intentando que respondiese más rápido.

...

Más que amigos - FangxBusterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora