Capítulo 19.

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Lisa's pov.

Si Jennie cree que puede ahuyentarme con su idea de ser una mujer libre, está jodidamente loca. Se le fundió.
Ahora que la tengo de vuelta no se me va a escapar ni de broma, no cuando ya está bajo mis alas negras.

Suspiré, subiéndome a mi Jaguar negro, alejándome cada vez más de su departamento. No la culpo, es obvio que ahora se ha acostumbrado a su nueva vida, pero la que impone los límites y reglas soy yo, no al revés. Me pertenece y no es algo que se pueda poner en discusión.

Su destino conmigo ya estaba sellado cuando la vi en ese puto antro de mala muerte, con su puto vestido jodidamente corto y su puta sonrisa tonta por la ebriedad que llevaba.
Y entonces, la aceché, me la llevé conmigo y la rapté como un puto animal salvaje. La convertí mi puta personal hecha a medida, puse mi maldita semilla en ella, reclamándola como mía. Incluso un jodido bebé.

Y si cree que no soy capaz de más, me subestima enormemente. Cuando se trata de ella, no existe ni el autocontrol, ni la tranquilidad, ni la compasión.

Realmente saca lo peor de mí.

Miré el rastreador; ella estaba en la clínica, trabajando. Activé el micrófono, como lo he hecho ayer.

Pero lo que oí hizo que mi sangre hierva.

Minho le estaba pidiendo salir a Jennie.

Mi Jennie.

Con ese hijo de puta.

Creí haberlo quitado del camino, pero la golpiza que me di cuando me llevé a Jennie no fue suficiente para alejarlo. Creí que eso lo asustaría; pero se ve que tiene más cojones de los que aparenta. Y no le voy a dar el gusto.

Investigué sobre él; su padre, además de tener como propiedad May Clinique, tiene un restaurante, Marco's Deluxe. Es curioso, porque ese es su nombre, y mayo es el mes en el que nació. Tan egocéntrico.
Estoy muchísimo más que segura de que van a ir a cenar allí, ya que al ser hijo del dueño, no se le cobra un solo centavo de lo que consuma.

Tengo que planificar todo para esta noche.

Ordené a G que consiga uniformes iguales al de los camareros del lugar, armas con silenciador, equipos de espionaje, etcétera. Todos mis hombres y yo estábamos trabajando en recuperar lo que me pertenecía; ella, Jennie.

Nadie me la va a quitar nunca mas.

[...]

Llegamos al restaurante muchísimo antes que la pareja. Joder, decirles así hace que la rabia cubra por completo mi vista y que mis puños se endurezcan.

Dejando de lado ese amargo gusto que me dejó en la boca pensar en Jennie con otra persona que no sea yo, me contacté con Beth hace unos días. Ella me contó todo lo que han sufrido el pequeño que gestaba en el vientre de Jennie, ellas y cuán difícil ha sido dejar todo atrás. Sin embargo, aunque le hizo creer que se fue, no es así. Vive a media hora de su departamento y todo este tiempo estuvo intentando contactarse conmigo, pero yo no me dejo ver por nadie a menos que quiera. Lo sabe.

— Sabes que esto no le gustará en lo absoluto a Jennie, Lisa. — Dijo, con una expresión de desacuerdo aquel día en el que estábamos charlando respecto al plan.

— Beth. No me interesa ni una mierda lo que ella quiera. Es toda mía, ni siquiera se pertenece a sí misma. Quien decide sobre ella siempre seré yo, lo decidí cuando la vi por primera vez. Cuando me metí en su departamento y la asusté. No creas que tu disgusto con mis decisiones van a cambiar algo. ¿Vas a ayudarme o tengo que conseguir otra persona para ello? Mucha gente daría mucha más mierda por lo que tienes que hacer; fingir ser una cantante. — Presioné sin rodeos.

𝗧𝗼𝘅𝗶𝗰 𝗟𝗼𝘃𝗲 | 𝗝𝗟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora