𖤐⤸₊˚we are an angel and a demon • ⁱⁿᵉᶠᶠᵃᵇˡᵉ ᵒⁿᵉˢʰᵒᵗˢ

skyfall, part two

"Entonces... Francia."

"Oh. ¿Es muy ambicioso?"

Crowley se había despertado de un buen humor que realmente le había sorprendido completamente. Lo que provocó que le preguntara en medio 'desayuno' –comer las galletas quebradas de la cafetería– a Aziraphale que lugar querría conocer. Por lo que ahora estaban viendo como transportar un colchón individual entre dos personas hasta Francia.

"No tanto si tenemos en cuenta que está dentro del continente." ambos ya se habían decidido en cargar entre ambos el mueble, siendo así no tan laborioso. "¿Por qué Francia?"

"Ah, siempre fui fanático de su cultura y su repostería. Siempre quise probar una crepa de ahí, ordenarla en francés mientras veía la torre Eiffel."

"¿Sabes francés?"

"No muy acertadamente, sé algunas palabras."

"Uuuh, a ver, trata de describirme."

"Eh..." se aclaró la garganta. "Toi mon cheval, tu es plutôt idiote*"

El pelirrojo guardó silencio antes de carcajearse. "Me acabas de decir que soy un caballo idiota."

"¿¡Enserio!? Oh, lo siento mucho." dijo preocupado. "Como te dije, mi francés no es acertado."

"Para nada, la última vez que revisé no era un caballo." ambos rieron, siendo esto ya común entre ellos. A pesar de apenas tener tres días de conocerse. "Enserio que apestas."

"Pero puedo hablar otras lenguas con mucha fluidez."

"Apuesto a que sí."

Ambos se quedaron en silencio, concentrándose en el dolor que sus espaldas estaban empezando a sentir a causa del colchón.

"¿Podemos parar a buscar algo de comer?"

"Seguro." ambos dejaron el mueble en el suelo. "¿Te gustaría concreto o azulejo?"

"Concreto, si no es mucho pedir." giró los ojos rebuscando entre las ruinas algo útil, comestible, lo que fuera, no podían reparar mucho en ver si ambos querían eso o no. "Nada. Creo que tendremos que escarbar más."

"Yo lo hago, espera." dijo Crowley empezando a quitar piedra tras piedra.

"¿Sabes? Mi herida ya está mejor." murmuró mientras retiraba el trozo de gabardina llena de sangre, destapando la herida que estaba en proceso de cicatrización. Tomó una de las botellas de agua que todavía le sobraban, mojó el lado no manchado de la gabardina y lavó la herida, sintiendo menos dolor. "Solo dejará una marca."

"Así te verás más rudo." comentó sin dejar de escarbar entre la tierra, más desesperado de lo que pensaba.

"¿Necesitas ayuda?"

"¡No!" siguió escarbando como si un perro desesperado por sacar un enorme hueso. "Lo tengo, lo tengo."

"¿Qué tienes?"

"¡Una mina de oro!"

"Me está empezando a aterrar tu habilidad para encontrar cosas."

"Estoy lleno de buena suerte." escarbó un poco más. "¡Ja!"

"¿¡Q-qué!?"

"¡Mira!" con dificultad, pudo sacar una pesada caja con varias latas; algunas ya abiertas por el impacto, otras sucias y otras no tan dañadas. "Tenemos que comer, ángel."

Después de pasar algunas horas desterrando ese mismo lugar, en donde, por fortuna, pudo sacar más y más cajas con distintos tipos de comida enlatada.