Entramos al hospital y en cada paso que daba, mi angustia era mayor. No puedo perder a Oliver también.
En la recepción pregunto por mi hermano y con las indicaciones llego hasta la planta donde lo tienen haciéndole pruebas. Al entrar, dos policías están haciendo guardia.
—Soy Emma Sermon. —anuncio, llamando su atención.
Ambos asienten hacia mí, y me llevan a la sala de espera y me hacen sentar. Mientras uno de ellos hace guardia en la puerta, el otro se arrodilla frente a mí.
—Fui yo quien le contactó, señorita Sermon.
Miro su uniforme hasta llegar a la placa de identificación.
—Agente Wilson. —susurro y él asiente ante mi reconocimiento.
Es un hombre algo mayor, tiene cara de ser buena persona y paciente. Quita su gorra y la deja en una silla a mi lado. Su cabello es una mezcla de rubio con canas, haciéndolo lucir cenizo.
—El teniente Sermon perdió el control de su coche al quedarse dormido. Chocó contra una farola, por suerte no iba con exceso de velocidad. Cuando lo encontramos aún estaba consciente, fue él quien pidió que la llamáramos.
—¿Está muy mal?
—Estaba consciente cuando lo encontramos. Los médicos y las enfermeras están haciendo su trabajo. Su hermano estará bien, ya verá.
Toma su gorra cubriendo su cabello. Su mano grande se posa en mi cabeza en un gesto que mi papá ha hecho muchas veces y luego sale dejándome sola. Llamo a Gaby, pero su móvil manda a buzón de voz.
Después de dos horas de espera y de debatirme si llamar a mi papá o no, me he quedado dormida. El grito de una mujer me sobresalta, despertándome y recordándome que estoy en el hospital. Una camilla pasa y enfermeras y médicos corren junto a ella.
Mi corazón se aprieta de dolor y empiezo a sentir que el aire me falta. Duele, lo que sea que me esté sucediendo duele demasiado. Algo se está desgarrando dentro de mí, está arrancándome un aliento de vida. Con la mano contra mi pecho, observo a la mujer mayor que corría detrás de la camilla. Está siendo sujetada por un hombre que parece ser su esposo mientras uno más joven habla con las enfermeras.
—Mi bebé. Mi pobre bebé. Arthur, no dejes que mi pobre bebé se muera, por favor.
La mujer llora desconsolada, mientras su esposo la ayuda a sentarse y luego la sostiene contra su pecho. Ambos lloran abrazados. El hombre más joven regresa y se sienta junto a ellos con la mirada perdida.
Observo la escena y recuerdo cuando mamá falleció. El dolor y la desesperación que mi papá vivió en esos momentos fue indescriptible. Siento lastima por ellos.
Pasos apresurados se oyen y veo a Gaby correr hacia el lugar por donde se perdió la camilla, ni siquiera me ve cuando pasa por mi lado.
No sé cuánto tiempo ha pasado, pero el dolor en mi pecho no se va. Me pongo de pie para buscar un dispensador de comida. Compro una botella con agua y la bebo intentando mitigar esa extraña molestia.
Aun puedo escuchar los sollozos de la pobre mujer. Y hago lo que creo que es lo correcto. Lleno un vaso con té de manzanilla y regreso hasta la sala de espera, me arrodillo frente a ella y le entrego la bebida caliente.
—Es té de manzanilla, la ayudará con los nervios —Ella toma el vaso con una mano, y con la otra agarra mi mano, la sostengo con fuerza, brindándole algo de consuelo.
—Gracias —susurra con voz cansada y luego me da una sonrisa amarga.
—¿Familia de Oliver Sermon?
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Escrito en las estrellas (ONC 2024)
RomanceQuizá Emma sea un poco mayor para tener un amigo imaginario, pero ha sido difícil renunciar a él, sobre todo porque ha estado en sus peores momentos alentándole y escuchándola. Ha sido su mejor amigo y su lugar seguro. Ahora, Adam ha decidido que n...