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Un par de semanas han pasado desde que le confesé a Gaby todo sobre Adam. Se ha vuelto más observadora, siempre pendiente de cada uno de mis movimientos, y se por algunos de sus gestos, que sabe cuándo estoy interactuando con Adam. Intento ser discreta, pero a veces puede ser muy persuasivo y una que otra vez sus manos traviesas se pierden entre mi blusa o dentro de mis pantalones y así de fácil mi mente salta por un acantilado.

Gaby me mira con lástima, como si creyera que estoy perdiendo la cabeza y a veces puede ser algo realmente molesto. Se que es difícil de creer lo que sucede, pero es evidente que no es imposible, Adam es real para mí, interactuamos, hacemos el amor, hace chistes estúpidos y hablamos de todo lo que se nos cruce por la mente. Pero mi amiga no cree que sea así. Y sé que está planeando algo, puedo sentirlo. La forma en que ha empezado a mirarme hace un par de días me tiene en alerta todo el tiempo. Y hace unas horas, Oliver se ha unido a su insistente observación. Creo que le ha contado lo que me pasa y ambos creen que estoy enloqueciendo.

Que Gaby haya decidido pasar demasiado tiempo en mi casa no ayuda. Desde que Oliver y ella formalizaron su relación es como si viviera aquí. He hecho sutiles comentarios, instándolos a irse a la casa de ella y que permanezcan allí por mucho tiempo en pro de su intimidad, pero, o no entienden mi sutileza o es por mi "problema". Al final, Adam y yo llegamos al acuerdo de no interactuar mientras estemos frente a ellos, así que llevo casi tres días actuando ¿normal? Si es que así se le puede llamar.

—Hable con papá esta mañana.

Levanto la mirada de mi móvil para mirar a mi hermano. Se que estaba hablando, pero no le estaba prestando atención. —¿Cómo está?

—Está bien, tiene planes para visitarnos la próxima semana. Le dije que podía quedarse con nosotros.

—No tenemos preparada la habitación.

—Lo sé, por eso mañana iremos a comprar lo que hace falta.

—¿Y si mejor te mudas con Gaby? Así no tendremos que gastar dinero y ya tendríamos una habitación lista para papá.

Se que no ha sido mi momento más sutil, pero no pierdo nada por intentarlo. Aunque la mirada acusatoria e irritada que Oliver me dirige borra mi sonrisa.

—¿Me estás echando de casa, Emma?

—Para nada, solo que es molesto veros a ti y a mi mejor amiga siendo tan íntimamente descarados en frente de mis narices.

—¿Íntimamente descarados? No sé a qué te refieres.

—Me refiero a que no quiero volver a ver tu culo peludo en el sofá que yo también uso.

Y ahí está, la maravillosa cara de sorpresa y vergüenza de mi hermano.

—No-no sé de qué hablas —Su tartamudeo puede ser adorable cuando quiere—, yo nunca dejaría que me vieras tan... vulnerable.

—Bueno, anoche estuve a punto de arrancarme los ojos cuando salí a buscar un vaso con agua y vi tu trasero moviéndose en el sofá mientras besabas a Gaby, créeme, es una imagen que deseo borrar de mi mente. Ha sido la mierda más perturbadora de mi vida y ni toda la terapia del mundo me hará olvidar esa imagen espeluznante.

Muevo mis hombros de forma exagerada imitando un escalofrío. Y aunque fue bastante asquerosa la imagen, también fue divertida, pero eso no lo voy a reconocer, porque nada deseo más que ambos me dejen en paz.

—Emma...

—¡Shhhh! Cállate, por favor, no quiero pensar más en eso. Solo déjame olvidar.

Me levanto del sillón frente al sofá y me voy a la cocina seguida por Oliver, dispuestos a preparar la cena.

Escrito en las estrellas (ONC 2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora