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Su matrimonio "perfecto" a base de puro amor inocente y sin nada de toques sexosos. Un romance infantil llegando hasta los momentos más avanzados como un compromiso sellado en una hola de papel y registro.

Ahora había acabado.
Acabo con la confianza que alguien más le había otorgado. Le habían entregado un corazón independiente y frágil para cuidarlo y mimarlo con ternura.

Deprimido el joven omega, despertó del incomodo sofá tan temprano antes de que el horario laboral comience, prepararía el desayuno para su esposo.

Preparando con delicadeza el salmón, un poco de sopa miso y arroz en un tazón junto a un té verde. Todo muy bien ordenado en la mesa limpia.
El borgoña estaba nervioso, había limpiado bien su cuerpo, junto con la ropa que ya estaba en la secadora; su esposo no tendría por que darse cuenta.

La valentía fue forzada a estar en su cuerpo, cada paso hacia esa habitación donde compartía con su alfa.. Abriendo delicadamente asomándose y ver al morocho durmiendo complaciente en la cama.

Respiro profundamente, calmando sus adentros y silenciando esas voces en su cabeza que venían con posibles futuros malos y buenos. Acercándose al lado de su cama, subiéndose sin hacer mucho escándalo.

—Genya~ —le susurro gentil junto con quitarle gentilmente la manta era una rutina. Sus ojos rubies dejaron de ver el rostro del alfa para ver su cuerpo.

Estaba desnudo. Ruborizado toco el cuerpo de su bello durmiente, pasando y dibujando los trazos de sus dedos en el abdomen marcado. Su omega podría preferir a un alfa puro, pero tenía que dejar de ser quisquilloso y aceptar que tenía solo a un alfa común.

Reprimiendose, sus ojos rubies miraron el rostro de su amado. Nunca había tenido el gran impulso de querer follar; vivió una vida satisfecho por el amor sincero e inocente, sin toques provocativos para no correr riesgos en un embarazo.

La tentación estaba en su cara, tan guapo, exitante y aun mejor ese si era su esposo.
Después de todo eran esposos, tenía el derecho de mirar y tocar a su marido tanto como quiera.

La mano del borgoña deslizó por el abdomen marcado, trazando los abdominales tocando el vientre bajando hacia el miembro del morocho. Sujetandolo con su pequeña  mano el flácido pene, deslizando sus dedos desde la base a la punta.

Acariciando el glande, jugueteando y comenzando a despertar al amiguito de su esposo. Liberando su aroma por toda la habitación, estimulando más al alfa dormido. Los dedos seguían acariciando con gentileza el pene, semi erecto. Deilentandose con los pequeño gemidos adormilados, subiéndose sobre el abdomen pegando su rostro al miembro viril.

Sus labios suaves besaron sin experiencia el pene, lamiendo liejeramente el falo cada vez más endurecido subiendo hasta la punta, besar y lamer el sencible glande volviendo más incomodo la simple acción de dormir.

El alfa dormido gemia incomodo, el calor corporal se elevaba cada vez más, volviendo su sueño dulce a uno caliente y vivido. Sentir esos labios sobre su miembro tan real.
Meneando sus manos en trance sujetando lo primero que sintió y mallugarlos.

Gimió complacido el burdeos, suponiendo qué su esposo ya había despertado de su sueño profundo, abrió su boca aun más, para engullirce el pene del morocho. Sorbio, lamio y gimió chupando ese pedazo de carne.
Con las manos de "su alfa" mallugando sus muslos, apretando los tan fuerte y tan caliente, meneo las caderas hacia atrás inclinándose y arqueando la espalda.

La exitacion ya no era tolerable, el sueño, su cerebro no podía mantener controlado tal emoción, despertando al individuo lentamente dándole una primera vista. El trasero cubierto de su esposo muy cerca de su rostro, mientras su cuerpo despertaba por completo gimió de nuevo.

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