Priorities

-4-

La furia corría por sus venas, siendo bombeada por su colérico corazón y deseo expresando se en golpear el saco de boxeo. Sudando en cada golpe, flexionando los bíceps sintiendo el ardor en ellos.
Dando el último golpe lanzando el saco lejos hasta la otra parte del gimnasio.

—¿Otra vez molesto? —resonando en el gimnasio vacío, las paredes huecas dando el efecto de eco.

—¿Que haces aquí? ¿No deberías ir ya a la academia? —limpiaba el sudor de su cuerpo con la toalla, tomando un momento de descanso luego haría otra cosa.

—Iré en unos minutos. Papá luce molesto y tu también ¿acaso no conseguiste a alguien con quien casarte? —.

—Ugh. Encontrar a alguien así no es tan sencillo —bebió de agua. Sus planes en busca de una pareja con la que él se sintiera cómodo se estaban llendo al caño, llevaba ya un mes desde que no conseguía algo de suerte —Ni con omegas comunes me funcionan, siempre se van o no quieren nada serio —chasqueo la lengua, no entendía que hacía mal.

—¿Ah sí? Dime, Anuie ¿Cómo te le acercas a los omegas? —sonrió con rasgos de burla. A su hermano nunca le gustó comunicarse tan amistosamente con alguien, era tan centrado en sus propios problemas y por eso no se había molestado (hasta ahora) en buscar una pareja —Un alfa puro como tu debe ser la sensación entre las alteradas hormonas de los omegas —se mordió la lengua, la risa estaba atascada en su garganta y sus expresiones estaban traicionando su serenidad.

Los ojos bicolor lo fulminaron, intentando averiguar que sucedía en la mente de su pequeño hermano quien inútil mente reprimia su gracia sobre le asunto.

—Solo me les acerco, algunos se alejan y otros solo buscan sexo de una noche —se quejo evitando le la mirada al menor que se le había escapado una pequeña burla.

—Qué raro ligas Kyojuro —tapó su boca evitando armar un gran escándalo con su risa —Como sea, vengo a recordarte que tienes una cita esta tarde con el sobrino de el Señor Ubuyashiki —se cruzó de brazos cambiando el ambiente.

—Podre respetar mucho al Señor Ubuyashiki, pero no quiero relacionarme con su sobrino —hizo una expresión de asco, ese omega era un pedante, narcisista y sociopata, sumándole su aspecto pálido que casi parece morir de anemia —Además no eres mi secretario ¿Que sucede con Soyama? —.

—Sabes que tienes que asistir a la cita, padre te dio mucho tiempo para elegir una pareja y ya paso un mes desde que olfatee a aquel omega que tragiste a casa. Las condiciones fueron claras, Anuie, tienes que casarte —tampoco estaba de acuerdo con su padre sobre el casamiento planeado con una persona desconocida y aunque hubiera opciones para evitarlo debía de admitir que su hermano no era el mejor en cumplir la condición —El señorito Soyama dijo que te notificaria, pero como me acabo de percatar, desconocia de esa cita en tu agenda —miro el reloj en su muñeca —Me tengo que ir, Anuie, cuidate —le beso la mejilla dispuesto a irse para no llegar tarde a la academia.

El suspiro ronco salió con frustración, su vida podría estar resuelta entre aspectos económicos pero era una enredaredar de donde solo buscaba salir. Disfrutar de sus pequeños momentos libres, estar con alguien que ame y prefiera en lugar de solo casarse con aquel que le convenga. Ese día sería demasiado pesado y estaba claro, sus problemas con su padre, su secretario y la cita con el sobrino de el señor Ubuyashiki.
Se sentía tan vacío e inútil, estaba en una pequeña bola de estambre con sus nudos enormes ahorcando y asfixiandolo hasta el punto en el que este muerto en vida sin importar el dinero o la fama que tenga. El resto de su vida.

—Soyama, llama a Haganezuka, estaré listo en 20 minutos —sería un día muy asfixiante, sintiendo el dolor de cabeza acercándose mientras la vena en su frente se mantenía con fuerza remarcado en su piel.