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Tal vez pudo haber tenido un mejor futuro, tal vez ese sueño de tener su propio local, su propia panadería debió de ser su prioridad. Seguir estudiando para tener una mejor vida, admite que el matrimonio fue muy prematuro. Fue una decisión con impulso que ahora no se podía revertir. Tenían que salir adelante con lo que podían, dar el esfuerzo y aun que el dinero no sea algo de lo que rebosaban sabian que podrían salir de esos momentos difíciles.

Cinco años de un bello matrimonio, en sueño sin casi ninguna pelea o disturbio. Su esposo, su querido y problemático esposo se esforzaba en su trabajo tanto que llegaba muy exhausto casi dejandolo de lado en sus prioridades.
Sus ojos rubies eran tan amables y comprensibles, entendía el esfuerzo que su marido daba y sabía que el nunca podría comprender ya que el no trabajaba en una oficina.

Pero se sentía frustrado, cansado y estrésado. La felicidad que creía tener desvanecia dejando de lado la fantasía y mirando la realidad. Siempre pensó que esas preocupaciones, esa ansiedad que le recorria el cuerpo y eso malos pensamientos se debía a su desesperanza por no poder llegar a tener suficiente dinero.

Su familia siempre estuvo ahí para apoyarlo incluso podían conseguirles mejores empleo y ayudarlos en conseguir una mejor vida. Pero aquel alto morocho se negaba todo, quitándole su voz de voto en cada decisión.

"No necesitamos a tus padres"

"Ellos solo buscan hacer verme mal"

"Me case contigo, soy tu esposo y yo decido por los dos"

Siempre se disculpo con su familia por la mala actitud de Genya, en las cenas familiares hasta que solo fue el quien asistía a las cenas con su familia, excusando varias veces a su esposo con el trabajo.

—Giyuu-san, estoy algo cansado —el burdeos yacia trabajando en un restaurante, siendo uno de los cosineros del lugar

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—Giyuu-san, estoy algo cansado —el burdeos yacia trabajando en un restaurante, siendo uno de los cosineros del lugar.

—Este día fueron muchos clientes... ¿Es por eso o algo más? —decía su compañero que leía la siguiente orden de algún huésped.

—No quiero ser un quejoso —rio un poco —solo que quisiera poder disfrutar algo... Ya sabes —el burdeos se sonrojo muy avergonzado de la idea que quería dar.

—Vaya, tu marido no hace un buen trabajo —bromeó el morocho viendo la expresión avergonzada de su compañero —Sabes, puedes pedirle al jefe el día libre, después de todo eres su empleado estrella —le dijo viendo de pies a cabeza al pobre chico sentado.

—Creo que se lo pediré —sonrió emocionado de tener un día libre, después de todo sus pies estaban hinchados de estar de pie todo el día.

Fue a la oficina del gerente, tocando la puerta llamando la atención de un amargado hombre de cabellera verde.

—Yushiro-san, ¿como se encuentra el día de hoy? —entraba con permiso saludando muy cotidianamente.

—Tanjiro, es un poco estresante pero todo bien —miro al burdeos con sus ojos lavanda, mirando lo fatigado que se encontraba el pobre chico.

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