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Las manos cayeron a ambos hombros del más alto para atraerlo cerca de si y pedirle.

—Douma, necesito que me ayudes a hablar con mi ex —el rostro del alfa pálido se distoriciono en una mueca no estando seguir de la petición de su compañero, tomo las manos del azabache y las apartó de sus hombros para juntarlas.

—Perdón, pero como buen amigo te aconsejo no volver con tu ex y mucho menos si presentas síntomas de un embarazo y mucho peor si vino a ver a alguien más —negó con la cabeza, el sería un muy buen amigo y no dejaría que el alfa perdiera su dignidad y orgullo por un omega (sexy, ese mérito no se lo va a negar) que se arrastra por otros. Esperaba que el azabache lo entendiera, lo estaba protegiendo, pobre alma divorciada, supera que tu ex ya no te ama.

—A la mierda, ve a persuadir a Soyama mientras me cuelo a la oficina del presidente —aun la cara de los ojos bi-color estaba distorsionada y moviéndose de lado a lado aún negandose y sintiendo pena por su guerrero caido.

—Bueno ya que —suspiro —Igual es tu dignidad y no la mía —le soltó las manos al alfa azabache. Estiró su cuerpo para el trabajo pesado que le tocará ahora.

Soyama no era un omega muy "adorable", más miradas frías qué este le lanzaba eran recibidas como advertencia de muerte. Lo estaba haciendo por su compañero, por un buen amigo que estará ahí para el, en las buenas y en las malas, ya no era su problemas si Genya quería perder la dignidad en rogarle al omega EN CINTA que regresará con el.
Sin duda le estaba dando un revuelo en el estómago, tenía razón, los omegas solo buscaban aparearse y ya esta.

El ascensor brillaba por dentro, reflejando su silueta a la perfección aunque algo borrosa, aún así no podía evitar ver por el rabillo de su ojo como el azabache arreglaba su cabello o inspeccionar alguna inperfeccion. Sin duda Genya estaba loco; obvio debería respetarse y no rogarle al omega... Pero, estaba a punto de meterse a la boca del león, uno demasiado poderoso, ese hombre no se podía enfrentar sin ser igual o más importante que el.

—Oí, Soyama~ —arreglo su saco antes de salir del ascensor para canturrear el llamado. Río por el fastidio del omega al escuchar su voz; el omega lucía de malas —¿Que mosco te picó? ¿No estas feliz por que tu alfa te visite el día de hoy? —si Hakuji no pasase la mayoría de tiempo mirando hacia abajo, podría notar el libero rubor qué se le pinta en sus mofeltes.

—Callate imbecil ¿A que vienes? —sus ojos azules se desviaron rápidamente a la puerta de su jefe y luego la puerta abierta de ascensor —El presidente esta.... Ocupado.... Así que ni se te ocurra molestarle —arreglo los papeles sobre su escritorio ignorando como el rubio se iba detrás del escritorio.

—Hakuji, que malo eres. Hace días no me hablas ni me das mis besitos merecidos —giro la silla del azabache para inclinarse hacia el. El rostro indiferente del omega le daba nervios al rubio, si su mirada fuera lo suficientemente fría ya estuviera completamente congelado.

—Douma, tienes mucha confianza ¿no? —sus orbes azules miraban fijamente a los bi-color del alfa, una batalla de miradas qué no podía perder o sería abatido por ese hombre.

Douma y Hakuji estaban con sentados en sus miradas olvidando se de su alrededor. Genya aprovecho el momento, ocultandose lo suficiente para dirigirse a la puerta del presidente, pasando por toda la recepción qué comenzaba a oler a una mezcla de aroma sobre sus dos compañeros.

Cerro sus ojos por un momento deseando que su presidente esté distraído y pueda sacar al omega peliburdeos de ahí. Esta vez lo haría bien, le perdonaría por todo, se volverían a casar y esta vez mordería su cuello para que nadie más se le vuelva a acercar.

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