Capítulo 3: El comienzo de algo

91 14 22
                                    


Sin saber que hacer el resto del día, Kakashi abrió la ventana de su habitación y se acostó en la cama para leer su tomo de Icha Icha. Una brisa agradable soplaba ese día. Poco a poco un cansancio lo arropo y sin darse cuenta cayó dormido con el libro sobre el pecho.


****

Temprano por la mañana, kakashi fue llamado para una misión de rango A. Tsunade-sama le asignó la tarea de capturar un asesino a sueldo que estaba aterrorizando a las personas de las aldeas aledañas. Su misión era aparentar ser un civil y capturarlo. El escuadrón ANBU había estado observando sus movimientos, pero él hombre era más inteligente de lo pensado y tal vez con ayuda de algún jutsu lograba no ser rastreado. La Hokage estaba segura que esta misión debía de ser para el Hatake.

Sin réplica el jounin partió para cumplir su misión. Mientras corría entre los árboles, la imagen de Sakura le golpeó en la cabeza. Ella seguro estaba durmiendo en esos momentos, ¿cómo estaría por lo ocurrido ayer? Seguramente muy enojada con él, y con razón. Había sido muy desconsiderado con ella, pero esta nueva situación que repentinamente estaba ocurriendo entre ellos dos, no era normal.

— Debo concentrarme en mi misión —se dijo para enfocarse en lo que debía de hacer y pensar menos en la kunoichi.

Ese mismo día, unas horas más tarde, Sakura comenzaba la guardia en el hospital. Sin mucho apuro entró en su consultorio y empezó a leer los informes de los pacientes que tendría a cargo. Mientras caminaba y leía dos niños pasaron rápidamente por sus costados. Sakura les gritó que no corrieran o si no ella los iba a echar del hospital, asustados los niños se fueron casi llorando en busca de sus madres.

— ¿Sakura-san estas bien? —pregunto una enfermera.

— Sí, disculpa que gritara. No volverá a pasar.

La enfermera cerró la puerta del paciente que estaba atendiendo, y antes de partir hizo una reverencia. Sakura siguió su rumbo, pero un sentimiento de vergüenza se sumó a toda esa marejada que se acumulaba en su pecho y que la asediaban desde el día anterior.

— Estúpido sensei — musito antes de tocar la puerta con sus nudillos y deslizarla para entrar y ver a su paciente. — ¿Cómo se siente hoy Miko-san? —preguntó con la sonrisa más radiante que su humor le permitía.

Durante todo el día la joven médica no paró. Al final de la tarde una emergencia llegó al hospital y ella no terminó de trabajar sino ya entrada la noche. Cansada Sakura fue a recepción para firmar su asistencia de salida y entregar unos exámenes que el siguiente médico en guardia debía leer.

Mientras se despedía su antiguo sensei hizo acto de presencia. Uno de sus brazos estaba sangrando.

— ¡Sakura! —sólo llegó a decir el hombre, antes de ser halado por la aludida y llevado a la fuerza hasta una habitación de medicina general.

Sin decir nada Sakura se puso manos a la obra para sanar el corte que él presentaba en el brazo izquierdo. Nadie dijo nada durante los minutos que tardó la joven médica en sanar la herida. Nadie hizo contacto con la mirada, aunque Kakashi la oteo un par de veces de soslayo, pero ella no quitaba la vista de su brazo.

— ¡Listo! — dijo Sakura secándose el sudor de la frente con el dorso de la mano.

— Gracias — No sabía qué más decir. Su brazo que unos minutos antes le punzaba, ahora se encontraba completamente sano.

— Sólo hice mi trabajo.

— Aun así, te quiero dar las gracias.

Ella asintió con la cabeza, y dio media vuelta para salir del consultorio. Era dolorosamente obvio que estaba enojada con él. Kakashi dejó escapara un resuello, no podía dejarla irse de aquella manera, debía disculparse y tratar de arreglar las cosas.

Mi mejor cumpleañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora