Mi mejor cumpleaños

Capítulo 4: Viejo fantasma

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Gracias por leer.

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Al volver al comedor después de dejar la caja en su habitación, la kunoichi se percató que Kakashi ya se había comido y bebido todo. Ella debía sospechar que algo así sucedería, después de todo él no le gustaba mostrar su rostro.

— Estaba muy rico todo Sakura.

Por debajo de la máscara se podía avistar una sonrisa. Ella agradeció la amabilidad que él exponía, porque lo cierto era que el pastel no tenía buen sabor.

*****

Aquella tarde transcurrió tranquila mientras ambos hablaban de pasados sucesos sin relevancia, pero al platicar una sensación de confort los abrigaba. La noche cayó y junto a esta una lluvia torrencial. Sakura cerró la ventana de la cocina, para que el agua no entrara.

— No creo que escampe pronto.

— Por suerte tú tienes mi paragua — acotó el hombre.

No era la respuesta que esperaba, ella pensaba que él tal vez querría permanecer un rato más allí hasta que la lluvia mermara un poco.

— ¿Kakashi-sensei no le apetece cenar conmigo? — debía ser directa sino nada iba a suceder.

Ahí estaba de nuevo aquel arrebato que no entendía de dónde salía. Primero el beso y ahora esa invitación a cenar. Él sin duda alguna se haría ideas y ella no estaba segura de lo que realmente sentía o quería.

Él le vio por un instante y pensó que la idea se le antojaba cómo hacía mucho no sentía. Sin darse a rogar el hombre aceptó y ambos comenzaron a cocinar. Kakashi se deshizo de su chaleco y recogió sus mangas. Sakura tomó un elástico para hacerse una cola de pony, porque a caballo, no llegaba.

El menú para ese día sería croquetas de cerdo, con ensalada, arroz, y salsa agridulce. Kakashi se encargó de la salsa y las croquetas, Sakura del resto. Ambos hablaban y reían ya fuera porque él tenía harina en el cabello, o ella había hecho puré de tomates en vez de cortarlos en cuadritos.

— Intenta no hacer puré de lechuga —comentó con sorna Kakashi.

— Y me lo dice el experto de la harina — replicó con una sonrisa amplia y translúcida.

Ella se veía radiante, en especial cuando sonreía. Una necesidad por momentos como ese invadió su pecho, de tal forma que por un instante pensó en besarla.

Una gota de aceite caliente sobre su dedo pulgar lo trajo de vuelta a sus cabales. ¿En qué estaba pensando? Él mejor que nadie debía ser cuidadoso en lo que hacía. Cualquier errático movimiento o acción podría echar este pequeño paso por la borda.

Kakashi sirvió la comida en la mesa, mientras Sakura buscaba algo para beber. Lo único que encontró fue unas sodas y jugo de naranja. Todo se veía fantástico, y olía aún mejor. Hacer la comida juntos fue realmente una experiencia diferente para ambos quiénes estaban acostumbrados a comer solos la mayor parte del tiempo.

— Las croquetas se ven deliciosas. ¿Es acaso un fan culinario, Kakashi-sensei?

— Cocino por obligación, no por decisión —Kakashi se llevó una mano detrás de la cabeza —. Además, a mi edad uno aprende un par de cosas en la cocina.

Sentándose en la mesa ambos se sirvieron algo de beber y brindaron por la comida. Un trueno hizo que la luz dejase de funcionar por un par de segundos. Para sorpresa de Sakura, Kakashi no había devorado nada de la comida. Tal vez hoy sería el día de verle el rostro.