«Secretos» Capítulo VII

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- ¡Tío! – lo saludó Gustav, Tom lo abrazó de igual manera, sosteniendo las maletas con el otro brazo, la suya y la de _____________. – yo te hacía muerto…

- Ya vez que no. – le negó Tom con una gran sonrisa en los labios. Volver a Stuttgart era volver a su casa, a su hogar, a sus amigos. Viejas anécdotas se le venían en la cabeza, buenas… y otras malas. Se adentró a su casa.

- ¡Tom! – saludó Andy, un saludo en especial que ellos dos manejaban con las manos. - ¡joder hasta que apareces! – traía el torso descubierto y dos grandes tatuajes yacían ahí.

- No es para tanto, hace tiempo que no venía a Stuttgart y quise pasar por aquí.

- Vaya… - murmuró Gus, observando por la ventana.

- ¿Qué? – preguntó Tom.

- Así que… Georg tenía razón… - le dijo Gustav. Sin perderse nada de lo que estaba mirando. – estás con ella. – Andy le siguió la mirada, de inmediato soltó un silbido. ______________ estaba buenísima.

- Joder… - se quejó Tom, dejó las maletas en el suelo. ______________ aún estaba en el auto, acomodando algunas cosas que se habían desarreglado durante el viaje en su mochila de mano. - ¿Cuál es tu problema con eso?

- No puede estar aquí… - intervino Andy.

- Esta es mi ciudad, mi casa, nada va a pasarle mientras yo este con ella.

- Dices eso con tanta facilidad ¿eh? Seguro te ha hecho perder la cabeza… - Andy tomó de su lata de RedBull ya empezada. – no te culpo… está buena…

Tom endureció la mandíbula. Trató de olvidar el comentario.

- ¿Sabes cual es problema? Que hemos matado a sus amigas…ese es el problema. – le dijo Gustav. Tom miró por la ventana, ¿______________ los recordaría? Por supuesto que sí pedazo de imbécil, no debiste traerla aquí. – el problema es que va a delatarnos cuando lo recuerde.

- Ella sería incapaz.

- Ni siquiera la conoces…

- ¡Tú no la conoces! – les gritó. Andy y Gustav se quedaron en silencio al ver a _____________ entrar por la puerta principal. Tom endureció los pómulos. Bajó la guardia. Trató de dedicarle la mejor mirada posible, aunque en el fondo estuviera más cabreado que nunca.

- ¿Todo está bien? – le preguntó entre susurros, solo para sus oídos.

- Sí… - le dijo él, casi sin voz. Observó a Gustav y Andy, tratando de hablarles con la mirada. No quería peleas con _______________ ahí. No con ella. – él es Gustav y él es Andy… - les presentó.

- _____________… - saludó ella, estirando las manos hacia los dos. Un pequeño destello se abrió en su mente. Un recuerdo. Ella atada de manos. Llorando. Cerró los ojos con fuerza para volverlos a abrir. Son ellos… sí, sí… se volteó a mirar a Tom, con una mirada llena de pánico, miedo… todo a la vez. Él podía entender su mirada por completo, sabía lo que quería decirle…

- Tranquila guapa… - le dijo uno de ellos, el más alto: Andy. – nadie va a hacerte nada…

Ella retrocedió unos pasos, chocando con el torso de Tom. Sintiéndose aliviada por sentirlo cerca y saber que todo andaría bien mientras él estuviera. Tom le acarició la cintura, abrazándosela.

- Lo pasado es pasado ¿vale? – le dijo Gustav. – nadie tiene por qué recordar eso…

Y _______________ no quiso decir más. Todo esto le dolía muchísimo. El secuestro. Sus amigas. Sus muertes. El simple hecho de saber que estaba junto a los asesinos de ellas. Que los conocía. Que acababa de darles la mano. No sabía como reaccionar. Ella había pedido todo eso, ir para haya…conocer a los amigos de Tom, su ciudad…saber más de él. Se pondría a llorar. Era débil ante el pasado. Pues aún le dolía, aunque trataba de ocultarlo.

- ¿Dónde está Bill? – preguntó Tom. Se acercó a coger sus maletas tendidas en el suelo.

- Nadie lo sabe – contestó Andy.

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