«Sedúceme» Capítulo XL

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La puerta de la oficina resonó entre el silencio.

- Pase. – dijo, concentrado con algunos folios. Joder, odiaba ese trabajo como ningún otro.

- Hola… - Tom reconoció la voz de Kendall de inmediato. Levantó la mirada y dejó los papeles a un lado. - ¿podríamos hablar?

Tom se quedó sin palabras al verla. Estaba muy bonita. La verdad siempre lo estaba.

- Sí. – le contestó él. Kendall cerró la puerta detrás de ella. Quedándose a solas con Tom.

- Tu jefe me dejó entrar, gran tío, eh.

- Sí, lo es…

Kendall paseó por la oficina de él, de un lado para otro.

- Pero también me dijo que te ibas.

Tom tomó aire. Vale, Kendall era solo su amiga. O al menos eso pensaba él. Pero de alguna manera, un regocijo le acobijó el estómago al escucharla decir eso.

- ¿Por qué? – le cuestionó ella. - ¿es por mí? ¿te irás por mí?

- No, no… joder… esto no es por ti, simplemente quiero empezar en otra parte.

- ¿______________ te ha pedido que te alejes de mí?

- ¿Por qué siempre piensas que es ella quién me pide esas cosas? Ella es increíble, solo te hace falta conocerla.

- Lo siento, pero no quiero. – admitió Kendall. – solo me faltaría eso… conocer a la hija de un imbécil que se caga en dinero. Me imagino que clase de chica será…

- No es como tú piensas.

- Vale, me da igual. ¿Pero es por ella, verdad? Seguro no quiere seguir ni un segundo más viviendo en el mismo lugar que tus amigos. Seguro le apesta.

- ¡Basta! – gritó Tom. - ¿has venido hasta aquí para esto? No te hace falta, yo sé muy bien quién es ella.

Aquellas palabras solo hicieron que el rencor en Kendall creciera. Desde hace días venía pensándoselo bien y deseando con todo su ser decirle a Tom qué pensaba de su novia. Y aunque moría por decírselo… sabría que eso no cambiaría las cosas.

- Perdona. – murmuró ella. – pero no te vayas, por favor… - la voz se le quebró de un momento a otro. Perdiendo fuerzas en toda parte de su cuerpo, cubriéndose el rostro.

- No llores, Kendall… esto no vale la pena. – se acercó a ella, siempre había tenido un aire protector cada vez que intentaba hacerle un cariño. La abrazó. – tú… tú sabes perfectamente lo importante que eres para mí… - la abrazó aún más fuerte. De pronto, alguien abrió rápidamente la puerta de la oficina de Tom. Era Robert, el de la oficina de al costado.

- El señor Sproud te está llamando. – dijo mirando, dubitativo, toda esa escena. Por lo que sabía, esa no era la novia de Kaulitz.

- Vale, gracias por avisarme. – le dijo a Robert. Este desapareció de nuevo. - … regreso rápido… - le dijo a Kendall, saliendo de inmediato. La puerta se cerró, y Kendall se quedó completamente sola en aquella oficina.

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