«Sedúceme» Capítulo XXXII

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Tom abrió los ojos. _________________ parecía avergonzada, se tapó ella misma el rostro con las dos manos cubiertas de espuma.

- Joder… - se quejó al notar que un poco de espuma había entrado a sus ojos. Él le pasó los dedos, limpiándoselos.

- Cuidado. – susurró, se acercó y sopló sobre ellos. - ¿por qué?

- ¿Por qué, qué? – preguntó ella, aún con los ojos cerrados.

- ¿Por qué has soñado eso? – le cuestionó Tom. - ¿piensas que ella y yo…

- No. – le respondió ________________. Abrió impaciente los ojos, a pesar de que aún sentía una ligera molestia. – yo…sé que no, es que…

- ¿Entonces?

- Simplemente lo soñé.

Tom se puso de pie una vez más. Se quitó el bóxer sin esperar a que ________________ le dijera algo. Se quedó desnudo y volteó para meterse junto a ella en aquella bañera de uno. _________________ se quedó estupefacta desde abajo, observando la poderosa polla de Tom. ¿Cómo es que todo eso podía entrar en ella con facilidad? Se mordió un labio. Hasta entonces Tom había entrado al agua junto a ella. Aún puesto de pie, se acostó sobre ella sin aplastarla. Sintió de nuevo esa fricción dentro de sí misma. Aquella que la hacía perder el control. Los palpitares de su feminidad la hacían enloquecer. Y todo ahí adentro, era aún más excitante.

- ¿Confías en mí? – la miró a los ojos. Antes de poder concentrarse en otra cosa.

- Sí. – murmuró ella. Casi inaudible.

- Yo sé que no…

- Sí, Tom, joder… ¿no te das cuenta? Eres la única persona en la que confío.

- Pero no completamente.

- ¿Qué… - iba a completar la pregunta, cuando de repente se dio cuenta de que lo que Tom había dicho, tenía un gran porcentaje de cierto.

- Déjalo. – le besó la boca. Jugando con ella. Mordiéndola. Excitándose más con aquellos movimientos. Tenía la polla durísima. – sé que después de todo lo que pasó no confías mucho en mi.

- Fue hace mucho…

- Pero pasó, __________________. Y no te culpo. Fueron muchas cosas juntas. Lo mío, mi pasado, mis secretos… – ella bajó la mirada, tímida, a penas y podría responderle… Tom supo que sería él quién tendría que hablar ahora. – déjalo en mis manos, ¿vale? Déjame seducirte de nuevo… - le besó un hombro desnudo. La piel de ________________ se erizó. Deseó que Tom se metiera dentro de ella ya mismo. No le importaba más.

- Sí… - susurró. Un acelerado gemido que hizo erguir mucho más el pene de Tom. – sedúceme…

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