Enviados del Invierno III

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—¡La colecta va increíble! —Nah reportó al caminar a la par de ambas, pequeños pasos haciendo un buen esfuerzo para ser alargados, sin perder el control en la lista donde sus manos—. Ya tuvimos algunos soldados comentando sobre como el intercambio de regalos entre ellos les suena encantador... Además, ¡he visto más adornos de ese tipo!

—¿Por qué estaban tan obsesionados con los adornos de campanas, o los colores de rojo o verde? Dioses.

—El rojo te sienta, Severa. ¡Igual de rojo que tu sonrojo cuando te agradecieron esos niños!

—¡Cállate!


Nah soltó unas risitas más, tornando su mirada al pueblo que estaban dejando atrás.


—Será marcha sin parar, ¿huh?

—Solo estamos acomodando cosas —susurra Severa, ahora también mirando hacia lo lejos. Por insistencia de la manakete y su propia poca insistencia, no llamaron la atención demasiado al retirarse—. A la mayoría de la gente de esta generación se le olvidó lo que se supone que es un festival de todos modos... Así que no nos pueden reclamar nada.

—Nosotros mismos estamos un poco perdidos. Si tan solo hubiésemos pedido consejos de estas cosas a los mayores de Ylisse antes de que tantos murieran...

—¡E-eso no ha sido nada delicado, Noire! —reclamó Nah mientras ponía su lista abajo.


La arquera, alterada, también arruga el papel de entre sus dedos.


—¿Huh? ¿Qué es eso? —y una vez que cayó en la vista de la manakete, esta se aproximó a levantar lo que se leía, sosteniendo las manos de Noire para sí misma.

—Esto... una familia de la anterior villa me lo regaló. Dijo que era de su abuela.

—¿Huevos... sal... azúcar...?

—Es una receta, ¿no? —agrega Severa, que siguió caminando pese a que las otras dos lucían amontonadas leyendo.

—Mm. Para un pan especial de fechas de invierno. Usa frutos secos y tiene un aroma agradable, conforme me comentó...

—¡Qué delicia! —Nah exclama—. ¡Oh, y hasta tiene vegetales! Eso es muy curioso. Apuesto a que luce colorido en una mesa.

—Ustedes dos... ¿¡pueden dejar de hablar de comida!? ¡Estamos marchando!


En vez de tener una mala reacción, intimidada—como Nah la tuvo, Noire soltó una risita muy lenta y algo escabrosa para quien no la conociera.


—Sé que se antoja de solo pensarlo. Pensé en guardarla, tal vez...

—Oh... No. Severa tiene razón, es una pérdida de tiempo, desu.


Ya que el comentario salió de la boca de la más joven, Noire alcanzó a arquear una ceja. Sus labios solo lucieron levemente fruncidos —¿Nah...?


—No la hagas sufrir más, Noire. Ya sé que no quieres, ¿pero recuerdas qué tuvimos que hacer en la expedición de regreso para obtener energía? —Severa cuestiona.

—Sí. Tuvieron que aplastar grillos para poner algo de proteína en el estofado.

—Si es que a eso se le puede llamar estofado, nano desu.

FIRE EMBLEM AWAKENING: FUTURE REQUIEMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora