Vio el coro entre los gritos de los muertos... pues los resurrectos y su coloración era eternamente descolorida y sin vida. A veces, la piel ya se les caía a pedazos, tonos grotescos de morado lívido, partes carcomidas de su cuerpo ya no siendo un explícito vistazo a la sangre, pero siendo remendadas piezas que les sostenían para seguir siendo marionetas del Dragón Caído. Sus movimientos eran tan agresivos, uno no pensaría que solo quedase polvo y viscosidad dentro de su alma para mantenerlos tan bélicos y espasmódicos al arrancar vida de otras personas más. Pero a veces... la piel era solo inhumana, en sentido de ser de alabastro; un blanco que absorbía a su alrededor todo, como si fuera alguien que se quedó dormido y simplemente se olvidó de despertar. También les hacía falta respirar. No eran lo mismo que fueron en vida. Eso solo agregaba a lo cruel que era reconocer (sea por las heridas que llevaban de cuando aún respiraban, o por sus ojos lejanos, a veces con capilares explotados que les teñían la mirada en rojo y sucio amarillo) que estaban muertos para no regresar. Controlados con un brillo aún más escarlata.
Por una cruel broma de Naga, era este último caso el que hacía al hijo reconocible para la vieja mujer. O tal vez era ese conocido "amor de madre" que el príncipe tuvo una vez y perdió, pues el mundo se detuvo para aquellos dos, él primero en la fila de esta cruel obra. La madre de Hagen estaba de piernas tremulantes y brazos abiertos con desdicha, cuando la vio dar un paso es que las luces deslumbraron la mente de Ínigo. Esto no es una obra de fantasía, aquí no había milagros, lo que alguna vez fue Hagen ahora cargaba con movimientos erráticos contra de ella. La idea de ver a un hijo apuñalando a la mujer que le dio la vida no terminó de recorrer su cuerpo ni cuando empezó su carrera: en el primer paso ya había desenfundado su arma, al segundo, ya había maleado su pose con gracia y equilibrio para pasar de entre soldados, que estaban bastante ocupados con el choque de sus propias lanzas, al tercero ya había preparado una pirueta para contrarrestar el ataque del resurrecto. La mujer gritó de su lado, no haciendo sentido, aferrando sus uñas al hombro sin escudo de Ínigo; él mantuvo una sonrisa, aunque mordiendo el interior de sus labios.
—Por favor, quédese atrás. ¿Bien? Necesito de su apoyo para darle paz a su hijo —dijo. Había un rastro de derrota en su voz.
—¡Hagen, Hagen! —fue ignorado por ella.
Era claro que a ojos de una madre, la paz no vendría hasta que él se zambullese en sus brazos. Seguramente era la locura nublando su vista con aires de sabiduría. El reflejo de un niño que pudo ser mucho más, ahora contorsionaba su cuello y se unía a su arma con dolor, buscando acabar con el aliento cálido del más cercano; todo porque el fin eran las nubes que tapaban la esperanza para su país.
Esas uñas que rogaban por clemencia y por poder ver a su hijo lo trataron de agitar; sin embargo, las prácticas con Sir Frederick habían hecho que el muchacho tuviera una buena posición en batalla. Hacía relucir lo exagerado que fue recibiendo la bofetada de momentos atrás, pues no flaqueó en cubrirla de él. Aún así, todo lo que hacía el hierro de su espada era responder a los aullidos del desespero de su enemigo. Choque tras choque, era difícil no vulnerar su posición, pero tampoco avanzar, resintiendo en su cadera cada impulso.
—¡¡No!! ¡Alto, alto! ¡¡Alto!!
Ya que él no había hecho nada especialmente diferente para recibir aquel grito en su oreja de la rota voz de la mujer mayor, desenfocó un poco del calor de la batalla que lo mantenía fijo en su combate, permitiendo al resurrecto alzarse en un tajo. Finalmente atisbó a Severa cargando desde atrás para remediar ese ataque.
—¡Espera! —le pidió él. Finalmente había avanzado para bloquear por arriba desde antes, reteniendo el arma y dando una vuelta con todo y su enemigo. Lo hizo sintiendo los pasos de la madre haciendo sombra suyos propios con torpeza—. ¡No lo acabes! ¡No así! ¡No con ella de frente!
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FIRE EMBLEM AWAKENING: FUTURE REQUIEM
Fiksi PenggemarUn mundo que pese a todos sus esfuerzos, fue condenado a la ruina. Historias sobre el mundo antes del salto en el tiempo.