Cuidar

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Habían pasado tres días de aquel último saludo en el portal de Violeta, pues la semana había empezado y los quehaceres de ambas no les habían permitido demorarse de más en su relación.
A Violeta le había extrañado un poco no recibir ningún mensaje de la inglesa, pues pensaba que la chica aprovecharía aquel último logro, pero así no fue y ella no sabía muy bien cómo dar el primer paso.
La vas a ver en pocos días, no hay que dramar, se decía a sí misma para contener las ganas de saber algo de la cantante.
La cantante, por otro lado, desde la noche del domingo había estado enferma, con fiebre y resfriado. No comía en condiciones desde el almuerzo con Violeta de hace días y estaba reventada.
El único hecho que le alegraba la mente y el cuerpo era el pensamiento de haber logrado el número de Violeta y poder recordar el maravilloso día que habían compartido las dos.
Estaba que no daba para más, tendida en su sofá, con el pijama y una manta sobre su cabeza para aplacar el frío que sentía hasta sus huesos, cuando el móvil sonó y la despertó de su ensoñación.
El nombre del propietario de Los Artistas apareció en su pantalla.
Al atender la llamada, una voz cristalina le hablaba "Hola, Chiara".
"Alex, hola" le dijo con un acento marcado por la nariz tapada.
"Hola, ¿estás bien?" Le preguntó el chico oyendo su voz.
"Eh," tosió "bueno, digamos que" estornudó "he tenido días mejores".
"Ya lo veo," dijo el chico rascándose la nuca aunque ella no pudiera verlo "te llamaba porque quería pedirte si pudieras actuar en el bar también el viernes".
"Pues claro," otra vez la tos "me encantaría"
"Chiara, a ver, no sé si pasado mañana te harás recuperado lo suficiente como para poder cantar" intentó hacerla razonar Alex.
"Pero, no te preocupes, lo haré" dijo ella, pues de verdad, chicas, no se daba cuenta.
"¿Te estás cuidando? ¿Hay alguien ahí contigo?" Preguntó el chico como si fuera su hermano mayor.
"Estoy sola, pues mis padres están en Menorca y no es que conozca a mucha gente en Madrid" le explicó la chica.
Es verdad, Chiara se había mudado a Madrid para frecuentar la escuela de música solo siete meses antes y todas las personas que conocían eran sus compañeros de ahí, con los cuales, sin embargo, no había creado un vínculo muy estrecho.
Los únicos amigos que tenía en la capital eran Martín y Ruslana que por aquel entonces no estaban en la ciudad, ya que el chico se había ido algunos días a visitar a su familia y la chica, en cambio, había ido a la audición de un nuevo proyecto radiofónico en Barcelona.
"Entiendo," dijo el chico un poco preocupado "cuídate entonces y no te preocupes, vamos hablando y si te habrás recuperado del todo, nos vemos este finde" y no le dio tiempo de rechistar siquiera.
Al colgar la llamada, la morena volvió en su burbuja de mantas y mocos.

Pasaron diez minutos y el móvil de Chiara volvió a sonar, haciendo que la morena otra vez tuviera que luchar contra el monstruo Edredón para salir del castillo Sofá.
Cuando vio el nombre que esta vez brillaba en su pantalla, encontró fuerzas de adonde no había y se puso sentada con las piernas cruzadas y el móvil entre las manos, una sonrisa en la cara.
"Vio🤍" estaba escrito cerca de la notificación de un mensaje en entrada, la morena enseguida lo abrió y se encontró un audio de la pelirroja.
"Hola Kiki, soy Vivi, ¿qué tal estás? Alex me acaba de decir que no te encuentras bien y que estás sola, ¿puedo pasarme a verte? Así te hago algo para comer que por cierto no tendrás fuerzas" conforme escuchaba la voz de Violeta, Chiara ampliaba su sonrisa.
Decidió contestarle también con un audio "Hola Vivi, claro que puedes pasarte, eres un ángel... Aunque espero no te asustes, no tengo buena cara" le advirtió la morena, entre un golpe de tos y un estornudo.

*Vio🤍*
Tú siempre eres guapa...
En media hora estoy allí

*Chiara*
Tú más
Ahora te veo entonces :)

Después de aquel breve primer intercambio de mensajes, Chiara hizo el amago de levantarse del sofá y ordenar un poco lo que había ensuciado en esos días de enfermedad, pero tuvo mal cuerpo y volvió a aterrizar en el cómodo lugar donde había estado durante ya tres días, incapaz siquiera de mudarse a la cama.

So fu**ing specialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora