Falling

1.1K 45 8
                                    

Desde aquella noche de ensueño las dos habían compartido sofá, cama y todo el espacio y el tiempo que sus respectivos trabajos le habían concedido.

Estaban en las nubes y aquella sensación cálida las acompañaba por toda la jornada, hasta cuando estaban separadas, aunque el tiempo sin verse era muy poco.

Se estaban conociendo en los pequeños detalles de la vida, en los hábitos cotidianos, dando respuestas a aquellas preguntas que la morena le había preguntado ya hace un mes.

Violeta había conocido a Chiara detrás de su máscara de chica fuerte y todopoderosa, es decir la faceta que la chica pretendía para no hacerse ver por los demás. Era delicada y dulce y al mismo tiempo un terremoto de energía que arrasaba todo lo que encontraba en su camino. Aquella energía contaminaba a Violeta y la arrastraba fuera de su zona confort, la llevaba adonde la pelirroja nunca había pensado atreverse.

Chiara, en cambio, había descubierto la madurez y la elegancia de Violeta, capaz de serenarla cuando la ansiedad se apoderaba de sus facultades mentales y siempre pulsar las teclas justas para que la morena se sintiese cómoda.

"Hola guapa" gritó casi cuando la pelirroja colgó el teléfono.

"Hola Kiki" le devolvió ella más calmada, como siempre.

"¿Qué tal estás? Yo acabo de salir de la escuela" le contaba la morena mientras se encaminaba.

Aquel día había habido un sol maravilloso, los días estaban empezando a alargarse y el atardecer estaba coloreando la ciudad en una manera romántica.

"Un poco cansada la verdad," dejó ir un bufido la pelirroja "He estado todo el día con este cuadro y tengo la espalda hecha polvo, creo que esta noche hasta voy a soñar este paisaje" continuó con una sonrisa.

"Ay mi niña" se enterneció la morena "¿Quieres que vaya a por ti?" preguntó deseando dijese que sí.

"Chiara, hay una pistola en el garaje, si alguna vez te dijese que no a esta pregunta, úsala" dijo citando a Joey de Modern Family.

Chiara soltó una carcajada que captó la atención de toda la calle, removió las hojas en los árboles e hizo volar a los pájaros.

"Entonces voy por allá guapa, ¿necesitas algo?" preguntó.

"A ti, aquí, a hacerme mimos" dijo la pelirroja "Voy a pedir algo de cena, ¿te apetece?" preguntó en fin.

"Tenía la idea de comerte a ti, pero algo de cena también mola" carcajeó un poco.

"Anda tonta, corre, te espero" y se mandaron besos por el teléfono.

Chiara tenía una sonrisa que no le cabía en el rostro, el solo pensar en la pelirroja le hacía revolotear las mariposas en el estómago y esa era una sensación totalmente nueva para ella.

De vez en cuando, cuando estaba con Violeta, hasta ponía sus manos sobre su barriga, como si pudiera tocar con mano las sensaciones que se arremolinaban en sus entrañas cuando la pelirroja le decía algo bonito o simplemente la miraba con sus ojos penetrantes y su hoyuelo tierno.

Mientras iba caminando hacia el piso de Violeta, se fijó en los escaparates del Tiger.

Todos aquellos colores y accesorios le habían gustado desde que era pequeña y aún vivía en Inglaterra, había pasado muchas tardes de domingo con su familia por aquellos pasillos, preguntando a su padre el uso de algunos aparatos y a su madre de sacarle fotos con peluches enormes. Sus padres hasta le regalaron uno de aquellos, un panda que le sacaba por lo menos treinta centímetros pero que a la pequeña Chiara le encantaba, habían terminado por compartir cama.

So fu**ing specialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora