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Lo que implica ser princesa
Al final, lo de los vestidos no era mucho escándalo, solo era mi madre exagerando.
Elegí mis vestidos para mí cumpleaños y la coronación con facilidad: Para celebrar el día en el que nací elegí un vestido verde oscuro con mangas abiertas, un escote algo pronunciado y con detalles en dorado por todo el vestido. Y para mí coronación llevaré un vestido largo y blanco, apretado hasta la cadera, sin mangas, con una falda que se pasea por el piso, y también lleva detalles en dorado.
Preciosos.
Ahora mismo es de noche y las criadas ya prepararon la cena. Yo me estoy preparando para bajar.
Una princesa no puede andar desarreglada, me enseñó mamá.
Me puse un vestido rosado claro y blanco, con mangas de pompón y zapatillas del mismo color. Llevo unos guantes blancos que me llegan hasta los codos y también me puse un collar y mi tiara.
Es el conjunto preferido de mamá y papá.
Además, llevo las zapatillas de la abuela. Les encantará verme así.
Bajo las escaleras con elegancia, como mamá me enseñó a hacerlo.
Pasos lentos, barbilla en alto, mano izquierda levantando el vestido, mano derecha en el pasamanos, pero sin tocarlo demasiado, con delicadeza, como si estuvieras acariciándolo.
Sonrisa pequeña, amable, que demuestre lo cortés que eres. Tampoco sonrías mucho, no hay que actuar como una psicópata.
Ahora levanta la mano derecha y saluda, ligeramente alza las cejas, muestra los dientes, y mira a todos con amor, como si sintieras algo profundo por ellos.
Papá me mira sorprendido, y mamá con orgullo. Kendra está detrás de mamá, parada, con las manos en su falda negra. Y me mira mientras me sonríe, agacha su cabeza en señal de respeto cuando nota que la estoy mirando, y después la sube para seguir observandome.
Cuando termino de bajar las escaleras, Kendra me ayuda a sentarme en el lado derecho de papá. Él me toma de la mano y me besa la parte superior. Sonríe y yo hago lo mismo.
Esto parece todo superficial. ¿Verdad?
Bueno, así es mi vida.
Superficial.
—Hija, hablé con tu madre, y... Pudimos llegar a un acuerdo.
Mi padre me comenta. Mis ojos se hacen más grandes y por ellos pasa un destello de esperanza e ilusión.
Miro a mamá, y miro a papá. Ellos se miran entre sí, y mamá dice lo siguiente:
—Podrás hacer ese viaje que tanto quieres...
—¿Si? ¿En serio? ¿Y cuando...?—Y me doy cuenta de algo—Pero, ¿Qué hay a cambio...?
Papá sonríe, y dice:
—Serás protegida por uno de los mejores guerreros de este reino.
Ya veo.
Me llevo un pedazo de carne a la boca y mastico.
—¿Y... A cuántos kilómetros estará de mí?
Mis padres intercambian miradas.
—De hecho, él viajará contigo.
—¿Qué? ¡No! ¡Es un viaje para mí sola!
—Alanna...
Me avisa mi madre.
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La realeza en un mundo de fantasía
Novela JuvenilUn libro que te cuenta acerca de la historia familiar de los reyes y la princesa, la maravillosa cultura celta y el romance precioso de dos personas distintas.