Compañeros nuevos

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Los chicos entraron a sus respectivas aulas después de haber jurado a la bandera. María estaba indecisa acerca de qué lugar ocupar en el salón. Fue una de las últimas y ya prácticamente todos habían elegido sus pupitres, solo quedaban disponibles los de adelante. Siempre había sido muy estudiosa y tenía buena onda con los profesores, así que sentarse adelante de todo no le suponía ningún reto, pero sí le metía un poco de presión extra.

Mauro entró último al salón. No le había gustado de por sí que sus compañeros fuesen tan nariz parada, así que los dejó a todos amontonarse primeros en la fila, solo para no escuchar las boberías que decían. Ya miraba con malos ojos a muchos.

Para cuando llegó al salón, los pupitres del fondo habían sido ocupados, solo quedaban los asientos de adelante, así que optó por el que estaba más cerca de la puerta, y había obviado cualquier reflexión interna de que eso se debiera a que quería largarse de ahí.

-Por favor, siéntense todos -dijo la profesora, entrando al salón con prisa. Era una mujer castaña, creía Mauro que tendría unos treinta y tantos, estaba embarazada y usaba un vestido floreado. Apoyó una pila de papeles encima del escritorio y se paró enfrente del pizarrón. Miró las caras de todos uno por uno y, sonriente, dijo-: Bueno, veo que son los mismos que el año pasado, así que solo voy a hacer que se presenten los dos chicos nuevos... -Agarró una hoja y se puso los lentes para buscar los nombres-. ¿Mauro Monzón y María Becerra? -Levantó la mirada-. ¿Pueden pasar al frente?

«¡Ufff!», pensó Mauro y no pudo evitar suspirar con aborrecimiento. Odiaba ese tipo de presentaciones formales.

María, por otro lado, se había sentido muy predispuesta a pasar al frente y, con una sonrisa perlada de lo más amigable, se paró adelante del pizarrón sin una pizca de incomodidad. En menos de un segundo estaba Mauro al lado de ella.

-Bueno, preséntense así los conocemos un poquito más -pidió la profesora.

-Me llamo María, vine a vivir acá a Capital hace muy poquito. Yo soy de la costa...

-¿En serio? -preguntó la profesora, muy animada por ese detalle-. ¿De qué parte de la costa, María?

-Soy de Chapadmalal.

-¡Me encanta ese lugar! -agregó la profesora-. Fui un par de veces con mi marido. Es tranquilo y muy boscoso. Pasamos unas muy lindas vacaciones ahí.

-Sí, la verdad que es muy tranquilo -continuó María-, lo que más me gustaba de vivir ahí era poder ver el mar todas las mañanas desde la ventana de mi cuarto. -Sonrió.

-Contanos de tu vida allá, María, ¿qué te gustaba hacer? -siguió preguntando la profesora. Los chicos la miraban con mucha atención, pues María tenía una belleza exuberante. Sin embargo las chicas del fondo ponían caras de aborrecimiento cada vez que ella hablaba, murmuraban por lo bajo y se reían.

-Hago videos para YouTube -confesó María, y eso despertó aún más la curiosidad de sus compañeras del fondo-. Me gusta hacer covers y también toco la guitarra criolla -finalizó ella, sonriente.

-Bueno, acá hay muchos talleres de música -dijo la profesora-. Podrías inscribirte y contarle al profesor David que tocás la guitarra. Él va a estar encantado de tener a una nueva alumna. Gracias, María -finalizó, y escribió algo en su anotador-. Mauro... ¿querés contarnos un poquito de vos?

Mauro, que mucho no se le daba el tema de lo social, miró a sus compañeros con algo de recelo.

-Me llamo Mauro, soy de La Matanza, tengo dieciséis y, bueno, vine a estudiar acá porque fue una decisión de mi mamá -dijo, con expresión apática y dando a entender que no coincidía ni un poco con la decisión que había tomado su madre.

ENTRE NOSOTROS / Tiago Pzk / Lit Killah / Nicki Nicole / María BecerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora