ENTRE NOSOTROS / Tiago Pzk / Lit Killah / Nicki Nicole / María Becerra

El descargo

—Te toca, Asa —dijo Elle, y arrojó el micrófono a los brazos del joven.

Malcolm ya había rapeado su parte y fue tal como Nicole se lo había esperado: lleno de insultos y sexismo hacia las mujeres. No esperaba otra cosa de Malcolm y, la verdad, estuvo disgustada con sus letras toda la noche. Esperó ansiosa por el último intento de Asa, de verdad quería que ganara.

Por otro lado, sentía cada vez más incómoda la cercanía que mantenía con Claudio; él la había agarrado de la cintura y había intentado besarla más de dos veces; pero Nicole se hizo la desentendida en todas y fingió no darse cuenta por estar prestando atención al show de rap.

De un momento a otro, sus amigas aparecieron con varios tragos y fue la excusa perfecta para que Nicole lograra deshacer el abrazo de Claudio.

Yo no soy un buscador de bulla

ni un boludo que se pica

cuando viene la patrulla.

No como vos,

que te encanta sacudir,

pero de las puertas para adentro

sos alto gil.

Me animo a todo de una,

porque soy bravo y

al Quinto acorralo

con mis rimas.

La gente se volvió frenética y empezó a aplaudir con euforia.

No te creas tan langa,

Yo tiro rimas en

todas las esquinas,

donde no llega

tu autoestima.

Y me cago en que

me hayas dicho "maricón".

No como mierda de nadie

y menos la de un clon como vos.

De una sacudida

te dejo bajo tierra,

porque yo sí perdí muchas veces

pero nada me destierra.

El público aplaudió durante todo el rap de Asa y, como había esperado Nicole, cuando Elle sujetó en lo alto la mano de Asa, todos gritaron su victoria.

Asa fue el campeón de la noche y se terminó llevando los diez mil de apuestas.

—¿Qué hacemos ahora? ¿Vamos a casa? —preguntó Judit, ya que la batalla de rap entre Malcolm y Asa había sido la única de la noche y ya no quedaba mucho más por hacer.

Nicole se fijó la hora en su celular. Eran las 2:20 de la madrugada y le había dicho a su madre que la ayudaría en el puesto de feria por la mañana.

...

Tiago sentía el rocío de la madrugada cayéndole sobre los hombros y mojándole el pelo. Se había puesto la capucha de la campera para aplacar un poco la humedad. Estaba caminando hacia la discoteca donde se libraban las batallas de rap, mientras tiritaba de frío.

Elle fue el primero en verlo llegar.

—¡Tiago! —gritó y corrió hacia él, deteniéndolo en la entrada del lugar—. ¿Qué hacés acá? Hace tanto no te veo que pensé que nunca más volverías... —Tiago elevó un hombro mientras miraba el suelo e intentaba sonreír y mostrarse amigable con su querido amigo Elle.