Capitulo 32

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-Lisa, Vamos a comer y no quiero un no como respuesta- Ya llevábamos por lo menos una hora acostadas y no porque yo no quisiera, ella estaba tratando de alargar el tiempo para no comer.

-Un ratito más por favor- Dijo haciendo puchero.

-Oh no, si no te quieres levantar te traigo el desayuno aqui- Me puse de pie pero ella me frenó tirándose sobre mi espalda y dándome pequeños besos en mi cuello -No seas tramposa- Dije con los ojos cerrados tratando de que no se me escapara un gemido.

-¿Te dije que te ves extremadamente sexy hoy?- Ella me habló en el oído, sentir su cálido aliento en mi nuca me estaba matando.

-Lisa, no me hagas esto mi amor- Dije entre suspiros.

-¿Hacer qué?- Preguntó inocente, dándome pequeños mordiscos en mi punto débil, sabia que ella lo estaba disfrutando porque podía sentir su sonrisa sobre mi piel.

-Ahora que lo pienso nosotras no hemos tenido intimidad, y no sabes las ganas que tengo en estos momentos.

Ya no podía más, asi que la fui bajando poco a poco  hasta que estuviera acostada completamente, tenía una pijama que yo le había prestado pero estoy segura que a ella se le ve mucho mejor

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Ya no podía más, asi que la fui bajando poco a poco  hasta que estuviera acostada completamente, tenía una pijama que yo le había prestado pero estoy segura que a ella se le ve mucho mejor.

Mi mirada pasaba por todo su cuerpo, habían muchos huesos que resaltaban, se veía más delgada de como me la imaginaba pero no sé como es posible que ella en cualquier momento se puede ver hermosa. Mis manos empezaron a bajar desde su hombros hasta sus muñecas, apenas tocaba su piel pero sentía como se erizaba con sólo esas caricias.

Miré su rostro, creo que ese era mi expresión favorita desde ahora, tenía los ojos cerrados y se estaba mordiendo el labio, su ceño estaba fruncido y de vez en cuando se le escapaba una sonrisa. Mi mano pasaba por su clavícula mientras que yo le dejaba pequeños besos en su cuello, ganándome alguno que otro suspiro, me acomodé a su lado aún con mi mano jugando entre su cuerpo, bajé por en medio de sus pechos hasta llegar a su vientre, intenté subir la blusa pero su mano me lo impidió, fruncí el ceño y la miré, se le notaba cierto temor.

-Confia en mi, ¿si?- Ella seguía sin soltar mi mano y noté una pequeña lágrima cayendo por su mejilla, con mi mano libre limpié la pequeña lágrima y la besé despacio, quería que se sintiera segura pero la sentía muy tensa y empecé a dudar que fuera por su primera vez -Amor, ¿qué pasa?-Dije acariciando su cabello.

-No, no puedo. Hay mucha luz.

-¿Para qué quieres que no haya luz?- Pregunté desconcertada.

-Te dará asco verme.

-Asi que es eso. Mi amor eso jamás va a pasar, te veo tan hermosa que estoy segura que sin prendas te veré igual o hasta más. Confia mi, por favor- Ella asintió y fue soltando mi mano poco a poco, aún con su blusa pasé mis manos por sus caderas, ella seguía tensa. Me subí sobre sus muslos dejando mis piernas a cada lado de ella y me acerqué a su oído -No sabes lo hermosa que eres, y eso te lo voy a enseñar.

Profesora ParkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora