Bailar con demonios | EDITADO

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"Podríamos haber concertado una reunión en un buen restaurante. Conozco un lugar. Definitivamente te gustará. Todo allí es de primera categoría. O en un casino, me encantaría jugar contigo, Don", un suspiro de arrepentimiento resonó en la espaciosa habitación vacía de un edificio abandonado, rompiendo el silencio sepulcral. Una voz uniforme, ligeramente ronca con notas de sutil burla, rebotó en las frías paredes de hormigón cubiertas de graffiti. "En el peor de los casos, podríamos haber ido a algún club".

Mirai suspiró aburrido y sacudió la cabeza, frunciendo ligeramente los labios, como si estuviera profundamente insatisfecho y decepcionado. Sus cejas oscuras estaban juntas, su cabeza ligeramente inclinada hacia la izquierda y el ligero entrecerramiento de sus estanques sin fondo apuntaba hacia adelante. El líder no se vistió elegante para la reunión y llegó con lo que había usado durante el entrenamiento. Cargos negros con bolsillos a los lados, metidos en pesadas botas de combate y una chaqueta de camuflaje con el símbolo del gran Elapid bordado en el pecho. Tenía los brazos detrás de la espalda, lo que hizo que sus hombros se tensaran y verlos aún más impresionante. Músculos fuertes se hincharon, tensándose contra la tela de su chaqueta. El segundo líder parecía apropiado para su estatus.

"Pero no", continuó después de una breve pausa: "elegiste un granero en una zona pésima", se rió brevemente y arqueó las cejas. "¿Siempre os escondéis en los rincones como ratas? No es muy parecido a un tiburón de tu parte.

El hombre parado frente a Mirai lo miró con una expresión pétrea en su rostro. Se ajustó el costoso reloj de oro amarillo que llevaba en la muñeca izquierda y deslizó sus manos tatuadas en los bolsillos de sus pantalones negros. El alfa parecía impresionante. El cabello rubio ceniza estaba cuidadosamente peinado hacia atrás para dejar al descubierto su frente y sus cejas rectas y oscuras. Alto, fuerte, majestuoso. Incluso se diría que podría competir con Mirai. Los colmillos color tinta de un tiburón se asomaban por debajo del cuello de su impecable camisa blanca y un pequeño aro brillaba en su oreja izquierda. Su mirada de ojos marrones era impenetrable, pero sólo lo parecía al principio. Más allá de esa mirada, Mirai vio claramente violencia, contradicción, guerra y un mar de indignación. Mirai pronto descubriría qué lo causó.

Había todo un ejército de matones detrás de Don. Sus rostros tenían una expresión pétrea y hostil. Sus ojos oscuros llevaban una advertencia, todo un arsenal de diversas armas escondidas bajo sus perfectas chaquetas. Los guardaespaldas de Don estaban listos para devorar a alguien para su jefe, solo darles una señal.

Siete soldados estaban detrás de Jungkook, incluido Hoseok, que estaba junto al hombro derecho del líder. Sus ojos oscuros también estaban llenos de aburrimiento, junto con una ligera chispa de anticipación. Si Yoongi hubiera estado aquí, a quien Jungkook había dejado en la mansión para cuidar de Taehyung, probablemente lo habrían sorprendido lamiéndose los labios con anticipación, ansioso por probar la sangre de alguien. Y Jungkook y Hoseok supieron de inmediato que no se podía evitar el derramamiento de sangre. La expresión facial del jefe del clan mafioso de los tiburones, así como su comportamiento, no eran del todo amigables. Sólo quedaba esperar a que se disparara el primer tiro.

"Hay demasiadas cámaras por todas partes estos días, no hay privacidad", respondió Don con voz tranquila, sin cambiar su expresión. "No necesitamos ningún par de oídos y ojos adicionales, ¿no estás de acuerdo?"

"Tienes razón, no necesitamos ojos," Mirai levantó las comisuras de sus labios, fingiendo una sonrisa. "¿Entonces? ¿Por qué su majestad mafiosa organizó una reunión conmigo en un lugar tan maravilloso? Pensé que ya habíamos acordado en todo. ¿O me perdí algo? Preguntó Jeon, entrecerrando ligeramente los ojos y como si tratara de recordar algo que había olvidado. "¿Quizás las personas que me compraste no fueron de tu agrado?"

Evil prevails | kookv TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora