2. El Pacto.

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El hechizo del pacto carmesí había pasado de generación en generación en el pueblo de Juliana, cuenta la historia que, en un lugar recóndito de Europa, Zilka, primer patriarca, y Neela, su amor imposible, invocaron los poderes de Kali, diosa del amor y la protección infinita, para que les ayudara a huir del malvado Hurt, rey del imperio, y poder vivir su amor a plenitud. Como muestra de la magnitud de sus sentimientos, ambos amantes se entregaron más allá de lo físico y unieron su sangre mientras pronunciaban solemnemente sus votos de amor eterno, prometiéndose lealtad, protección y compañía en cada momento de sus vidas y más allá de la muerte misma. Sus palabras resonaron en el bosque como un eco de eternidad que llegó a oídos de la deidad que se sintió conmovida y los unió en un vínculo tan fuerte que ni la muerte misma los pudo separar, ella los protegió de todo peligro y destruyó todo y todos aquellos que quisieron impedir que sus almas permanecieran juntas por los siglos de los siglos.

Ese era el mismo pacto que Juliana y Valentina habían realizado aquella noche en que sus almas se entrelazaron en un plano más profundo e indestructible, tuvieron de testigo a la luz de la luna, al manto de estrellas que vestía el cielo en ese instante y a la energía ancestral y desconocida que palpitaba en el aire a la vez que se miraban fijamente a los ojos y ponían en palabras el fuego que ardía en sus adentros. Las dos sabían que su historia estaba prohibida por pertenecer a distintos pueblos, pero no permitirían que nada ni nadie se interpusiera en medio de su felicidad. Se amaban demasiado, con tanta fuerza que daba miedo y provocaba estruendos en los más hondo de su ser.

- Estoy segura de que en otra vida fuiste una hechicera – decía Juliana mirando a las esferas azules de la chica frente a ella – Solo eso explicaría el efecto que tienes en mí y en los latidos de mi corazón - ella sonrió con una mezcla de timidez y vergüenza que tiñó sus mejillas de rosa.

- Podría decir lo mismo – respondió en un suspiro – Pero la realidad es que eres un sueño cumplido, desde niña soñé con alguien como tú que me despertara las mariposas en el estómago y me hiciera hormiguear el cuerpo.

- ¿Aunque fuera una simple gitana? – preguntó acariciando suavemente su mejilla con la yema de sus dedos.

- A mí solo me importas tú, no tu pueblo, tu familia o el lugar de dónde vengas – comentó con seguridad y besó sus labios fugazmente – A mí me importa que cuento las horas del día para verte, que te pienso al dormir y que sonrió como tonta cuando escucho tus pasos acercarse. Eres todo para mí, Juliana, y si tengo que enfrentar al mundo para tenerte a mi lado lo haré.

- No me quiero separar nunca de ti, ni un segundo – permanecieron un rato en silencio sin dejar de mirarse - Tú eres mi primer pensamiento y mi último suspiro. No existen palabras para expresar la profundidad de lo que siento por ti, pero en esta noche mágica quiero que te quede claro que cada latido de mi corazón lleva el eco de tu nombre, cada suspiro busca el sonido de tu sonrisa – confesaba Juliana con la desnudez no solo de cuerpo sino también de su alma – Te amo y juro que voy a honrar todo lo que te acabo de prometer.

- Te amo hoy, mañana y el resto de mis vidas – se besaron con ternura, se abrazaron con fuerza mientras la brisa fresca les erizaba la piel. Se quedaron dormidas un par de horas y se despidieron al amanecer para regresar a sus casas antes de que descubrieran su ausencia. Dejaron enterrado, bajo el enorme árbol de roble, el objeto que contenía la unión de sus sangres y la promesa de amor eterno que las uniría y protegería para siempre. Antes de despedirse, Valentina le entregó un collar con la silueta de la luna – Para que siempre me lleves contigo – le dijo con una enorme sonrisa.

En el campamento gitano, Nabla llevaba varios días intentando entender que era aquella tragedia que se vislumbraba en sus cartas, necesitaba una razón para descifrar la nube negra que se venía sobre su gente. No se trataba solo de Juliana y su amor prohibido, era algo mayor y muy peligroso, una sombra se acercaba y estaba acompañada de cosas muy malas. El patriarca se había negado a escucharla la primera vez intentó prevenirlo, así que necesitaba algo más para poner a los demás sobre aviso. Esa madrugada, mediante una pesadilla, empezó a entenderlo todo.

Pacto de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora