3. La Tragedia.

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Baltazar era hijo de Berzal, padre de la legión Velardi, considerado el iniciador de la raza vampírica de los azures. Hace muchos siglos, él junto a un equipo de exploradores se obsesionaron con la inmortalidad, específicamente con una leyenda ancestral que contaba de la existencia de un manantial, oculto en lo más recóndito de los bosques, cuyas aguas contenían el poder de conceder la eternidad a aquellos que se atrevieran a tomar de ellas. Se dice que, desde la mismísima creación, la divinidad mantuvo oculto el lugar hasta que un grupo de ambiciosos sujetos decidió adentrarse a los confines de la tierra en busca de la verdad pues hasta el momento todo había permanecido como una fábula. Después de un largo y atropellado viaje que se extendió por años, finalmente encontraron lo que ellos consideraron un paraíso perdido, sus aguas brillaban como diamantes líquidos bajo la luz de la luna. Impulsados por el eco de su codicia tomaron del agua frente a ellos, lo que no sabían es que dicho manantial estaba maldito desde tiempos inmemoriales y que el precio de la eternidad era la maldición eterna.

Con cada pequeño sorbo su cuerpo tenía más sed obligándoles a adentrarse a sus aguas y de allí emergieron convertidos en criaturas de la noche: vampiros sedientos de sangre, condenados a vagar por la eternidad y depender de los demás seres para su sustento vital. Así nació la primera legión de los Velardi, que más adelante se dividiría en dos, los azures y los neros, a causa de una pelea entre Berzal y Antoinette, su mano derecha. Desde entonces, ambas legiones son enemigas y cada una defiende su territorio y a los suyos.

Aquella raza no eran muertos, no eran vivos, solo caminantes nocturnos sentenciados a vivir en las sombras, escondiéndose de la luz del día, y a no sentir más que sed. En un principio permanecieron aislados en ese bosque, alimentándose de los animales, pero pronto tuvieron que expandir sus territorios para no perecer y mantener sus dominios.

Ahora los azures y los neros se volverían a enfrentar para ver cual conseguiría hacerse con el pueblo vecino y poder huir de aquel continente que se hundía entre la guerra y la pandemia. Sería una lucha feroz entre criaturas poderosas y carentes de miedo, solo una legión saldría airosa y todos los involucrados lo sabían.

Ese día las nubes aparecieron temprano trayendo consigo malas noticias y peligros sobre el campamento de Juliana, cuya familia se preparaba para escapar mientras ella intentaba desesperadamente llegar hasta su amada para prevenirla. Gracias a la ausencia del sol, los caminantes nocturnos decidieron adelantar su ataque y los primeros afectados fueron los residentes a las afueras del pueblo que terminaron muertos con mucha facilidad debido al poderío de los vampiros. Los Velardi iniciaron su cruzada contra los humanos de manera despiada, arrancaron desde el sur mientras los Isthares lo hicieron desde el norte destruyendo todo a su paso.

Las primeras noticias llegaron al duque, padre de Valentina, a través de unos campesinos que lograron, a duras penas, huir. De inmediato ordenó refugiar al pueblo tras las murallas del palacio y a que los soldados los defendieran del peligro inminente. Las puertas y ventanas fueron cerradas, pero eso no impidió que la valiente ojiazul se lanzará en busca de su amada ante el peligro que acechaba todo el entorno. Lo hizo escapándose por un pequeño pasadizo que daba al lago a través del cual nadó para llegar al otro lado, no tenía idea de dónde ir, así que solo llegó al punto de encuentro de siempre, ese en el que se reunían cada noche, con la esperanza de que estuviera allí y así fue. Se encontraron, agitadas, preocupadas, temerosas, con los corazones enardecidos y los labios y el rostro pálidos.

- Tuve miedo de no encontrarte – confesó Juliana con voz entrecortada antes de besarla fugazmente.

- Yo también – respondió – Algo muy peligroso está pasando en el pueblo, dicen que ciertas criaturas de la noche nos están atacando, debemos ir al castillo. Mi padre dio orden de que los soldados protejan al pueblo...

Pacto de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora