4. El Proceso.

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Los primeros días tras su transformación fueron infernales para Valentina, tenía una lucha interna entre su necesidad de subsistencia y su naturaleza humana que se negaba a desaparecer del todo ocasionando en ella sensaciones de dolor insoportables. Sus huesos crujían y escuchaba voces demoníacas y de ultratumba que le ordenaban cazar, matar, alimentarse. Su cuerpo se transformaba, su memoria no respondía, pero su alma permanecía con esos rasgos que la hacían única e incapaz de hacer daño a otros. Algo en lo más profundo de su ser le impedía dar riendas sueltas al animal salvaje que se había formado en ella desde que su creadora incrustó sus afilados colmillos en su vena aorta y extrajo la cantidad necesaria para alimentarse y no matarla sino convertirla en otra criatura.

- ¡Si no te alimentas, vas a morir! – la presionaba Farah cada día al ver cómo se consumía poco a poco. Su aspecto lucía demacrado, su cuerpo esquelético y sus fuerzas se encontraban en limites tan bajo que ni siquiera podía moverse o hablar con claridad – Necesitas sangre o no me servirás de nada, tienes que entenderlo, ya no eres humana. Ahora perteneces a una especie superior, ellos solo son carnada y la fuente de nuestra eterna juventud y poder – la mayor empezaba a molestarse por su actitud. En su mente no existía una explicación lógica al por qué aquella joven se resistía tanto a aceptar aquel "privilegio" que le entregaba de ser inmortal. ¿Será que estaba relacionado al nombre que no paraba de mencionar en sus delirios? ¿Quién era Juliana? ¿Por qué no dejaba de decir su nombre?

La realidad era que la gitana hermosa aparecía constantemente en sus alucinaciones como una especie de ángel cuya sonrisa le regalaba alivio al dolor que la estremecía. Esa silueta que divagaba en su mente, con la que corría por el campo tomada de la mano, era la razón por la que la oscuridad no pudo apoderarse de su alma. Por eso en sus adentros ocurría la batalla entre el bien y el mal, esa que amenazaba con acabar con su vida o lo que quedaba de ella en esos instantes de agonía.

- Princesa, no te puedes rendir, recuerda la promesa que me hiciste: este no es nuestro final. Estamos unidas para siempre por el poder de nuestro amor, nada ni nadie nos puede separar – escuchaba esas palabras en un dulce susurro mientras en su mano izquierda hormigueaba la cicatriz realizada por Juliana durante el pacto que hicieron.

- No lo haré, no me voy a rendir por ti – respondía como si pudiera escucharla.

- ¿De qué hablas? ¿Qué quieres decir? – preguntaba Farah confundida mientras colocaba su mano sobre su frente – Estás ardiendo, tienes que comer o tendré que obligarte a hacerlo – Farah no estaba dispuesta a perderla, era como una especie de obsesión que surgió de manera inmediata al verla en el bosque. Tal vez fue la fiereza de su espíritu al pelear por su vida hasta el último instante o tal vez esa maldita necedad que presentaba a entregar su alma a las fuerzas de la oscuridad. Sea lo que sea, reconocía en ella esa fuerza y ese poder que la ayudaría a crear una nueva generación de vampiros.

Los días de su largo viaje seguían pasando y Valentina se vio forzada a alimentarse con la sangre de las ratas que pululaban en el barco, era eso o tomar vidas humanas y ella no estaba dispuesta. Conforme pasaba el tiempo, su creadora le hablaba sobre sus poderes y la agudeza de sus sentidos, su nueva naturaleza inmortal y las cosas que le harían daño, como la luz del sol, los objetos punzantes cerca de su corazón, los objetos benditos, los lugares y objetos santificados y demás.

- Todo eso te puede matar porque ahora perteneces a las fuerzas oscuras, a las sombras de la noche – explicaba la mayor.

- Eso no es cierto – respondió recostada en la pared de madera de la pequeña habitación – Ayer en la madrugada estuve en la capilla del barco, fui a cazar algunas ratas dentro y no me pasó nada.

- Eso es imposible – dijo sorprendida. Ninguna criatura de la noche tenía permitido pisar esos lugares llenos de las fuerzas blancas del universo – Desde tiempos inmemoriales nuestra raza ha pertenecido a la oscuridad.

Pacto de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora