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2013
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Es estúpido.

Las niñas de mi clase idearon un nuevo juego donde escogen qué niño es el más apuesto y dejan anillos de papel en su mochila.

Cuando se lo explico a Akemi me parece aún más absurdo, y me avergüenza haber encontrado al menos cinco anillos de papel cuando revisaba mi mochila.

—¿Es porque les gustaría casarse contigo o algo así? —pregunta, moviendo sus dedos a la vez que da un vistazo a sus manos tras haberse puesto los anillos en sus dedos—. De todos modos, no podrías casarte con tantas, ¿verdad? Si tuvieras que escoger a una, ¿a cuál sería?

Arrugo un poco la frente ante sus preguntas.

—No lo sé, no entiendo bien a las niñas. —Doy un vistazo a sus manos mientras ella lee los nombres de cada uno—. Con ninguna. No me quiero casar y aunque quisiera, no sería con alguna de ellas.

Akemi ríe despacio mientras revisa los bolsillos de mi mochila por más. De pronto levanta la mirada con curiosidad.

—¿Eres el más apuesto de tu clase? ¿O alguien recibió más que tú?

Siento mis mejillas arder un poco y volteo la mirada.

—No lo sé —murmuro.

Puedo ver de reojo que sigue mirándome, tal vez demasiado, casi como si me intentara analizar. Cuando se inclina ligeramente hacia mí, volteo a mirarla.

—Seguramente lo eres.

Vuelve a enfocar su atención en mi mochila y me siento extrañamente agitado después de sus palabras.

—Si solo hay diez niñas en tu clase y recibiste cinco, la mitad cree que eres apuesto. —Hace una pausa y al sacar su mano, tiene uno nuevo—. Mhm, seis son suficientes para probarlo.

Doy un bufido, dejándome caer en el césped.

—¿Cómo son tus otros compañeros? Quizás no solo les guste que eres apuesto sino también tu forma de ser.

—Pues... —Me encojo de hombros sin saber bien qué decir—. Como son todos los niños.

Akemi se acerca a mí, y las puntas de su cabello tocan mi frente, provocándome cosquillas.

—Eres el único niño que conozco, Megumi.

—Supongo que son diferentes. Gritan y a veces son groseros con las niñas. Me molesta cuando hacen eso. Me hace pensar si en la clase de Tsumiki habrá niños que la traten así. Y no entiendo el sentido de burlarse y molestar a las niñas.

Akemi sonríe un poco y se deja caer en el césped con un suspiro. Su cabeza topa con la mía mientras mira al cielo.

—Eres muy amable, es normal que les gustes —murmura.

—No les gusto. Solo es un tonto juego.

Rueda sobre sí para voltearse y se sienta junto a mí, inclinándose un poco.

—¿Las niñas de tu clase son lindas?

La miro algo confundido. Es una pregunta bastante subjetiva, así que me encojo de hombros. Fijarme en si las niñas de mi clase son lindas no es algo en lo que me haya interesado nunca. Tampoco me gusta ninguna de ellas ni interactúo demasiado. Aunque tampoco sé bien cómo se siente que te guste alguien.

Akemi tiene esa expresión en el rostro, como si quisiera preguntar algo más, pero luego baja la mirada mientras se quita los anillos, dejándolos sobre mi torso. El viento mece su cabello y pareciera que la envuelve un aura de luz por la manera en que el sol pega sobre ella. La imagen es casi hipnotizante y no quiero apartar la mirada.

Moonlight || Megumi FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora