IX

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2017
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La graduación de Tsumiki fue hace unas cuantas semanas, y Gojo-sensei dijo que arreglaría un modo para que nos mudemos a Tokio ambos el próximo año. Tsumiki decidió tomarse este año para prepararse por completo para la universidad. Está en busca de trabajo y se anotó a un montón de voluntariados. Incluso se ofreció para hacer ayudantías en la secundaria.

Es una buena persona, pero también sé que lo hace para poder vigilarme dado a que en los últimos meses me metí en algunos problemas en el colegio.

Las clases comenzaron hace unos días y ya ocurrió uno de esos incidentes que me hace replantearme si debería tomar clases particulares igual que Akemi.

—Está así porque otra chica se le confesó —comenta mi hermana a Akemi.

—¿Otra? ¿Y qué le dijiste?

Quizás son cosas mías, pero me parece escuchar cierto tono de preocupación en su voz.

—No me interesan esas cosas. Son una estupidez. Por supuesto que la rechacé —contesto tajante, porque no quiero hablar más de eso.

—Yo creo que simplemente no te interesaba la persona.

—¿Y eso qué significa? —pregunto molesto.

Tsumiki suelta una pequeña risa que me parece irritante, haciéndome fruncir más el ceño.

—Que cuando se te declare quien realmente te gusta, no vas a pensar que es una estupidez.

Culpo a aquel incidente de mi mal humor los siguientes días, y Tsumiki paga los platos rotos porque no deja de meter sus narices intentando comportarse como una buena hermana mayor.

Aquella noche tenemos una discusión porque me vuelve a regañar por darle una paliza a unos delincuentes juveniles. Tsumiki es una bonachona que cree que todos, incluso aquellos que lastiman a otros, merecen perdón.

Cuando me levanto por la mañana, no está. Hay una nota en la entrada indicándome que irá a casa de una de sus amigas, y dejó almuerzo en la nevera. Pienso que podría ir a Tokio a pasar el día con Akemi, aprovechando que no tengo proyectos ni trabajos por hacer.

No ha pasado más de una hora desde que me levanté. Tomo una ducha y cuando estoy acabando de vestirme, mi teléfono comienza a sonar.

—¿Hablo con Megumi Fushiguro? —dice la voz al otro lado de la línea.

—Sí, ¿quién habla?

Hay un pequeño silencio antes de que se aclare la garganta, y por alguna razón, siento que algo está mal.

—Está agendado como uno de los contactos de emergencia de Tsumiki Fushiguro. ¿Qué parentesco tiene con ella? ¿Es usted mayor de edad?

El estómago se me revuelve mientras un escalofrío recorre todo mi cuerpo.

—¡¿Qué le pasó a mi hermana?!

Siento cómo mi cuerpo comienza a paralizarse de pies a cabeza, lentamente, mientras me explican lo sucedido, y no puedo creer que sea verdad. El hospital donde la llevaron no está demasiado lejos, así que solo tomo las llaves y salgo corriendo para allá.

Moonlight || Megumi FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora